Una vida sin ver y oír no cambia los sueños y metas
Cada 27 de junio es el Día internacional de la Sordoceguera, en homenaje a la primera persona con esta condición en ser graduada de una universidad.
Según la Declaración de las necesidades básicas de las personas sordociegas, el 27 de junio fue declarado Día Internacional de la Sordoceguera. Esta celebración es un homenaje al natalicio de la estadounidense Hellen Keller, la primera persona sorda y ciega en graduarse de una universidad.
Anderson Barrera, de 13 años, nació con sordoceguera total. Hasta hace un tiempo no podía comunicarse con su familia, no lograba expresar lo que sentía o quería. Llegó de Venezuela junto a su familia, y en medio de una crisis buscando en su ciudad, Barranquilla, ayuda para comunicarse y tener educación.
Un año después de haber
llegado a Fundavé puede expresarle a su mamá, Kelly, lo que quiere. Anderson adquirió un código de comunicación que se basa en comunicación táctil con señas adaptadas, y está pronto a ingresar a una escuela regular.
Otro caso es Samuel Contreras, un joven de 20 años quien a causa de un accidente en la infancia tuvo una lesión que le determinó sordoceguera. Él presenta condición de ceguera total, pero aún conserva restos auditivos que le han permitido interacciones con sus compañeros y su familia de manera oral, aunque es usuario de otras formas y medios alternativos para su comunicación como el sistema Braille, el lector de pantalla Jaws y audífonos.
Samuel terminó el año pasado sus estudios de bachillerato en la Institución Educativa Distrital La Magdalena.
Desde el año 2000, y como uno de sus propósitos misionales, la Fundación María Elena Restrepo Fundavé, trabaja en el Atlántico por y con las personas con sordoceguera y sus familias.
Esta fundación y la Secretaría de Educación del Atlántico indagaron en los municipios quiénes eran las personas que tenían pérdida visual y auditiva, una misión que no resultó fácil pero que permitió con el tiempo que la sordoceguera se hiciera visible como una discapacidad única, que no se trata de la suma de sordera y ceguera, y que solo en un 10% de los casos la perdida en ambos sentidos es total.
EN EL PAÍS. En Colombia, la Ley 982 de 2005 reconoció esta discapacidad como única, y dispuso la atención directa de estas personas que están aún por detectar y caracterizar en número considerable, hecho que las mantiene excluidas y sin posibilidades de desarrollo integral.
La Secretaría de Cultural del Departamento, desde la Biblioteca Meira Delmar –a partir del año 2009– y a través de un proyecto denominado Conectando Sentidos con la Sordoceguera, ha apoyado a las personas en esta condición a que se conecten con la tecnología.
Hoy es denominado como proyecto Aula TIC del Atlántico, que también hace las veces de un espacio de socialización donde cada día es una oportunidad para hacer amigos.