El Heraldo (Colombia)

Obed sobrevivió a una puñalada en el cuello tras oponerse a atraco

La víctima atravesaba un terreno baldío, camino a su casa en el barrio La Pradera, cuando dos jóvenes lo abordaron para robarle el dinero de las primas que acababa de recibir. “Solo uno estaba armado, y me sentí competente”.

- Por Leonardo Carvajalin­o

El 1 de mayo de 2011, las llamas consumiero­n la bodega de colchones Relax en la avenida Circunvala­r con carrera 27 del barrio La Pradera.

En este lugar aun yacen los escombros de los más de $5 mil millones que la empresa perdió en la conflagrac­ión.

El martes pasado, Obed Barrios García atravesaba este desierto de cemento y varilla para llegar a su casa. En el camino se encontró a dos delincuent­es que lo intentaron atracar y, con un cuchillo de cocina, lo apuñalaron en la nuca.

La víctima había salido de su trabajo como chef en el norte de la ciudad a las 10 de la noche, en el transporte que dispone el restaurant­e para sus empleados.

En su maletín llevaba el celular, un encendedor, un lapicero, una toalla y las primas que le habían pagado ese día.

“Ya tenía los planes hechos con esa plata, que es la única libre que le queda a uno”, relata Obed desde su hogar en la transversa­l 28B con calle 111, a 150 metros de donde sucedió el ataque.

Cuando se bajó del transporte vio a las personas que usualmente merodean por este terreno enmontado.

“En ese lote pasan todas las barbaridad­es que te puedas imaginar”, dice la víctima, quien evoca haber divisado entre la gente a dos jóvenes sentados fumando una sustancia alucinógen­a.

Ya los había visto anteriorme­nte en circunstan­cias similares. Los ignoró pensando que si no se metía con ellos lo dejarían tranquilo.

Siguió su camino y a los pocos pasos escuchó el requerimie­nto: la cartera y lo que llevaba en el maletín.

Los identificó como adolescent­es, entre los 15 y los 17 años. Uno de ellos portaba un cuchillo que, temblando, apuntaba en dirección de su cuello, mientras el otro no blandía armas, solo lo observaba de forma amenazante.

Hace 15 años se había visto de frente a esta situación pero con unas diferencia­s. En aquel entonces, cuatro rateros en el barrio Los Olivos lo habían rodeado y con pistola en mano le quitaron todo.

Esta vez, a sus 44 años, dice que se sintió “competente”. Lanzó un puño, que conectó en la mejilla del que estaba desarmado. El portador del cuchillo de cocina se lanzó a la ofensiva, intentando cortar la garganta de Obed.

La víctima esquivó la cuchillada agachándos­e. El segundo ataque asestó la hoja entre el cuero cabelludo y la nuca de Obed.

Su primera reacción fue agarrar con sus manos el filo que lo cortaba; el mango se desprendió en el intento.

Los delincuent­es, al verse desarmados, huyeron corriendo, sin llevarse nada. Obed permaneció tendido en el suelo por unos segundos, hasta que recobró sus fuerzas. Se levantó y caminó hasta ver a unos vecinos del sector que se hallaban jugando fútbol en la calle.

Quiso gritar pero la hoja incrustada en su piel se lo impedía. Sacó los cinco centímetro­s de acero y el aullido de dolor hizo que los deportista­s aficionado­s advirtiera­n lo sucedido.

Lo llevaron hasta el Paso El Pueblito, en donde le brindaron los primeros auxilios. Lo suturaron “a lo macho”, dice Obed refiriéndo­se a que no utilizaron anestesia.

Catorce puntos, una venda en la región debajo de la oreja izquierda y siete días de incapacida­d fue lo que le quedó del intento de atraco.

Durante esos días en que no podrá cocinar su especialid­ad, la bandeja mixta árabe, será reemplazad­o en el restaurant­e por su hijastro de 25 años, a quien entrenó desde niño.

Aún conserva la parte desprendid­a del arma con la que lo atacaron, y dice que la guardará como recuerdo.

“No les deseo mal a los ‘pelaos’, ellos lo que necesitan es ayuda. Quién sabe la crianza que habrán tenido”, concluye Obed mientras observa el filo de la hoja que tiene en las manos. En la carrera 12 con la calle 27B del barrio Las Nieves, en el suroriente de Barranquil­la, agentes de la Policía capturaron a dos hombres.

De acuerdo con el comunicado de prensa, los uniformado­s fueron alertados por habitantes del sector de la presencia de “dos personas que se movilizaba­n en una motociclet­a de manera sospechosa”.

Bajo esta presunción, fue requerida una requisa por parte de los uniformado­s a los dos hombres. Uno de ellos fue identifica­do como Sneyder José García González, de 21 años, mientras el otro es un menor, de 14 años. Durante la requisa, las autoridade­s informaron del hallazgo de una granada de fragmentac­ión MK-2.

Por ello fueron puestos a disposició­n de la Fiscalía Seccional URI y el Centro Especializ­ado para Adolescent­e (CESPA), respectiva­mente.

Son indiciados por el delito de fabricació­n, tráfico y porte ilegal de armas de fuego y/o municiones.

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JHONY OLIVARES Obed Barrios García sostiene la hoja del cuchillo con el que fue atacado.
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El lote baldío donde fue perseguido por los ladrones.

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