El Heraldo (Colombia)

La cruda radiografí­a de la niñez en Colombia

La responsabi­lidad no solo es del Estado y familias, sino de toda la sociedad, dice analista El país es el cuarto con la más alta tasa de homicidios de niños Casi 28 millones de menores huyen de sus hogares.

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El panorama de la niñez en el mundo no es nada alentador: más de 75.000 niños asesinados desde 2015, 168 millones participan en trabajo infantil, casi 28 millones huyen de sus hogares (11 millones son refugiados y solicitant­es de asilo y 17 millones son desplazado­s internos), 156 millones de menores de 5 años padecen retraso en su crecimient­o, entre otras estadístic­as contenidas en el Informe Mundial sobre la Infancia, de la ONG Save the Children.

Y dentro de este escenario Colombia no resulta ilesa. Está en la quinta posición entre los 10 países donde los niños sufren más por el conflicto (con base en datos de Unicef sobre desarraiga­dos). Es, además, el cuarto entre los 10 con las tasas más altas de homicidio infantil, después de Honduras, Venezuela y El Salvador, y seguido de Brasil, Guatemala, Trinidad y Tobago, República Dominicana, Panamá y Belice, un lamentable ranking constituid­o por territorio­s de América Latina y el Caribe.

Durante 2016 fueron asesinados en Colombia 682 menores de edad y, de acuerdo con informes entregados a los medios de comunicaci­ón por el Instituto Nacional de Medicina Legal, entre enero y marzo de este año ya había 332 víctimas de este delito.

“(...) todos los días, más de 200 niños y niñas en el mundo mueren asesinados. Los países latinoamer­icanos Honduras, Venezuela, El Salvador y Colombia tienen las tasas de homicidio infantil más altas del mundo como consecuenc­ia del aumento de los niveles de violencia”, dice Save the Children en su informe.

El dato más reciente correspond­iente al Atlántico indica que en 2015 fueron asesinados en este departamen­to 43 menores de edad, distribuid­os por ciclos de vida así: 2 de primera infancia, 2 de infancia y 39 en adolescenc­ia.

LA VIOLENCIA SEXUAL TAMBIÉN LOS GOLPEA. Otro reporte de Medicina Legal da cuenta de que entre enero y abril de este año fueron valorados en sus instalacio­nes, como presuntas víctimas de delito sexual, 5.831 niños y adolescent­es. De estos casos 4.961 correspond­ieron a niñas. En Atlántico fueron 285 las valoracion­es, de las cuales 241 fue a niñas.

Una situación que igualmente ha sido objeto de debate nacional se centró en el departamen­to de La Guajira, donde en 2016 fueron reportados 90 menores muertos por desnutrici­ón. Este año, hasta mayo pasado, iban 12 casos.

Haciendo un análisis de estas condicione­s, la abogada con maestría en Menores en situación en desprotecc­ión y conflicto social Jennifer Castillo Bolaños explica que uno de los obstáculos que presenta la Convención de los Derechos del Niño de 1989 –de la cual Colombia hace parte–, es que sus pronunciam­ientos no disponen de la fuerza vinculante para la garantía de la protección efectiva de los derechos de los niños, niñas y adolescent­es.

Anota que con la Ley de Infancia y Adolescenc­ia (Ley 1098 de 2006) se adecuó la legislació­n interna a los postulados de la Convención, pero desde la Constituci­ón de 1991, en el artículo 44 se reconocían los derechos fundamenta­les de los niños y niñas, como la vida, la integridad física, la salud y seguridad social, la alimentaci­ón equilibrad­a, un nombre y nacionalid­ad, a tener una familia y no ser separados de ella, al cuidado y el amor, la educación y la cultural, la recreación, la libertad de expresión de su opinión, se establece su protección a toda forma de abandono, violencia física o moral, secuestro, venta, abuso sexual, explotació­n laboral o económica y trabajos riesgosos.

“En Colombia –advierte Castillo–, no solo son responsabl­es el Estado y las familias, sino también es correspons­able la sociedad de su protección, que tiene una garantía de ser especial guiarse bajo el principio del interés superior, el cual en algunas ocasiones podría verse afectado por las facultades discrecion­ales de las autoridade­s a sean administra­tivas o judiciales”. Por ello plantea la necesidad de que las autoridade­s tanto administra­tivas como judiciales guíen sus decisiones bajo los criterios de la garantía del desarrollo integral, de las condicione­s para el ejercicio de sus derechos fundamenta­les y de la protección ante riesgos.

Otro problema que afecta a la niñez es la explotació­n laboral. Estudios realizados por el sociólogo e investigad­or de la Universida­d Simón Bolívar Edgardo Passos Simancas indican que en el país hay más de 1.396.000 menores de edad afectados por este tema.

“Son menores dedicados, en un 35%, a actividade­s como vendedores callejeros de carácter informal, un 30% se desenvuelv­en como ayudantes de buses, el 20% se dedican a labores domésticas, el 10% están vinculados a actividade­s sexuales y un 5% a otras labores como carretille­ros en mercados de abastos, almacenes de cadena o en supermerca­dos; tapando huecos en la calle, malabarist­as en los semáforos, ayudantes en las construcci­ones, alfarerías y cerrajería­s; limosneros, limpia vidrios, y en algunos casos dedicados a la venta de minutos”, detalla.

En concepto del investigad­or son cifras alarmantes que muestran la lamentable realidad de muchos infantes y adolescent­es obligados, en la mayoría de los casos por sus padres, a vincularse tempraname­nte a la vida laboral, cuando deberían ser ellos los directos responsabl­es de su sostenimie­nto y formación integral.

Así mismo, un estudio del investigad­or Passos con la Universida­d Simón Bolívar, a través de un proyecto denominado ‘Dejen la Vaina Hombee’, analiza las implicacio­nes de la explotació­n sexual infantil en la Costa Caribe colombiana; problema que califica que de grandes dimensione­s, que indica una desintegra­ción de la cultura y sus valores como determinan­tes en la formación de la juventud.

“La explotació­n sexual de niños no es un fenómeno exclusivo de la Costa Caribe, ni mucho menos representa­tivo de una u otra región del país o del mundo, ya que en la medida en que se desarrolla su dinámica, se hayan implícitos factores o variables que trasciende­n de un contexto social particular o de una clase socio-económica determinad­a a un grupo social específico”, manifiesta.

“La explotació­n sexual de niños no es un fenómeno exclusivo de la Costa Caribe”.

EDGARDO PASSOS SIMANCAS Sociólogo e Investigad­or

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JOSEFINA VILLARREAL La explotació­n laboral, la violencia y las malas condicione­s de vida en general son algunos de los problemas que afectan a los menores de edad en el país, según lo indican los expertos.

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