Otro triunfo de visitante
Con gol de Ovelar, Junior se impuso ayer 1-0 ante el Once Caldas, en Manizales, en el juego de ida de los octavos de final de la Copa Águila.
Junior, que todavía no utiliza sus refuerzos, conquistó su segunda victoria en la nueva temporada al derrotar 1-0 al Once Caldas, anoche en el estadio Palogrande, de Manizales, en el partido de ida de los octavos de final de la Copa Águila. Roberto Ovelar, al minuto 49, anotó el único gol del juego a través de un potente cabezazo.
MANIZALES. El mismo Junior, pero con una cara distinta, mucho más agradable, fresca, renovada. El ‘Tiburón’, con la base del semestre anterior, logró anoche un valioso triunfo (1-0) en el Palogrande de Manizales, ante el Once Caldas, en el juego de ida de los octavos de final de la Copa Águila 2017. No hubo necesidad de echar mano de Teo, Chará y compañía. El equipo rojiblanco, con un fútbol más dinámico y ordenado, superó con relativa facilidad a un rival sin fuerzas, que careció de poderío ofensivo para inquietar los predios de Sebastián Viera.
Con Jarlan Barrera al mando, se ha visto a un equipo currambero más equilibrado, donde el colectivo predominó por encima de las individualidades. La respuesta, desde el pitazo inicial, fue positiva. Los hombres de Comesaña asumieron el control del juego con atrevimiento y desestabilizaron a un equipo blanco lleno de dudas, que no lograba recuperar el balón y deambulaba sin rumbo fijo en la cancha.
Junior dominaba, merodeaba e inquietaba, pero carecía de profundidad. A pesar de someter al rival, no lograba herirlo de gravedad. La más clara la tuvo ‘el Búfalo’, tras pase milimétrico de Jarlan, pero su disparo sutil se fue por encima del arco.
Junior mantuvo el pie en el acelerador y en la segunda parte logró envalentonarse, consciente de las debilidades del rival.
Bien temprano encontró premio con un centro de Germán Gutiérrez, que por un instante le pegó como brasileño, para ponerle el balón en la cabeza a un oportuno Ovelar, que mandó el balón al fondo de la red.. El Once Caldas quedó grogui, a un paso de nocaut. Francisco Maturana veía como su equipo iba de mal en peor, entregado a su suerte, sometido por un Junior con personalidad, que no logró sentenciar las acciones porque, como le pasó al inicio del juego, careció de profundidad y, quizá, un poco más de ambición adelante.
Y esa falta de ambición comenzó a pasarle factura, permitiendo, con el paso de los minutos, que el rival sacara fuerzas de donde no las tenía para meterse a la lucha del juego.
Michael Ortega reaccionó y el Once Caldas logró inquietar. Lo hizo a través del palmarino, que en dos ataques de rebeldía por poco vulnera el arco rojiblanco.
Pero fue solo eso, un ataque de rebeldía, porque su equipo no logró respaldarlo, a pesar de que Maturana movió sus fichas para brindarle socios a su creativo.
Junior deja buenas sensaciones, no solo por el triunfo, sino por el juego mostrado. Ahora le toca ratificar eso en casa, donde está obligado a certificar la clasificación a cuartos.