Interrogantes tras una tragedia
Las autoridades deben esclarecer cuanto antes las circunstancias en que se produjo el accidente de bus del domingo en Tubará. Y activar medidas para reforzar la seguridad del transporte público en nuestras vías.
Cuatro días después del accidente de un bus en Tubará que dejó tres muertos y 38 heridos, se siguen acumulando los interrogantes en torno al fatídico suceso y a las circunstancias en que este se habría producido. Una de las preguntas más importantes se refiere al paradero de Laureano Díaz Otero, dueño del vehículo siniestrado a través de una empresa denominada Transespeciales L.D., con sede en el barrio Rebolo. Hasta el cierre de esta edición, las autoridades proseguían sin éxito la búsqueda de Díaz Otero. También está por establecer si el bus operaba dentro de la legalidad. Tal como ha informado oportunamente este periódico, el bus aparece inscrito como vehículo de servicio público en la Secretaría de Tránsito de Hatonuevo, La Guajira, un dato que resulta, cuanto menos, llamativo por la evidente deslocalización de su registro. Por otra parte, y tal como los señaló el secretario de Tránsito Departamental, Carlos Granados, “el bus debía tener una ruta establecida, si era legal”. Esa ruta, dijo, debía ser la Vía al Mar. Sin embargo, el vehículo se desbarrancó en una vía secundaria, hecho este que, por supuesto, también es objeto de investigación por parte de las autoridades. El accidente del domingo vuelve a poner en el foco informativo el debate sobre la calidad del servicio de los buses que circulan por las vías del departamento del Atlántico. No pretendemos, ni mucho menos, tomar lo que ha sido un accidente aislado para extender un manto generalizado de duda sobre las condiciones en que opera el transporte público. Sin embargo, entendemos que una sola tragedia de estas dimensiones debe activar las alertas y llevar a una revisión del sector, de modo que los pasajeros reciban cada vez mayores garantías para su seguridad. Una de las medidas que deberían tomarse con urgencia es redoblar la vigilancia de los 525 kilómetros de vías secundarias y terciarias que surcan el Departamento. Sin pretender pasar por expertos en la materia, los 23 agentes de Tránsito que se despliegan en la actualidad por estas carreteras se nos antojan insuficientes. Un número mayor de agentes ayudaría, sin duda, a controlar con mayor eficacia si los buses cumplen los requisitos exigidos, si están circulando de manera prudente para salvaguardar la seguridad de los pasajeros, si están utilizando atajos alternativos a las rutas oficiales, etcétera. Pero no basta con sacar más agentes a las carreteras. También se debería realizar un estudio a fondo, lo más actualizado posible, sobre el transporte departamental, para tomar, sobre datos fiables, las medidas que fueran menester. Por todo ello, y por respeto a las víctimas, resulta esencial que se esclarezca cuanto antes el accidente del domingo en Tubará.
No basta con sacar más agentes de Tránsito a las carreteras. También se debería realizar un estudio a fondo, lo más actualizado posible, sobre el transporte departamental, para tomar, sobre datos fiables, las medidas que fuera menester.