Ilustradores de moda
Antes del nacimiento de la fotografía, las ilustraciones decoraron las revistas de moda. Vogue diseñó sus páginas al lado de varios ilustradores y artistas en las primeras tres décadas del siglo XX. Le dio protagonismo a la mujer en su proceso de transición e independencia. El arte y la moda fueron fundamentales para la liberación femenina.
Hacía 1913, la editorial de revistas Condé Nast notó el éxito y el reconocimiento de Harper’s Bazaar. Las mujeres de la alta sociedad compraban la revista y se sentían identificadas. Las ilustraciones eran adornadas por manos consagradas. Artistas de la talla de Erté dieron vida a portadas inolvidables. Nast no podía quedarse atrás y decidió darle un respiro diferente a la revista Vogue.
George Wolfe Plank fue uno de los fieles ilustradores de la revista. Su asombroso talento lo llevó a formar parte del equipo de Nast por más de 16 años. Sus obras tenían una composición clara y simple. En 1912, la famosa portada de la mujer refinada y estilizada, que sostenía en sus delicadas manos una copia de Vogue, enloqueció a las clientas.
Vogue ganó aceptación y se caracterizó por ser la revista más selecta y chic de la época.
La influencia de Oriente y la figura femenina como principal intérprete fueron puntos esenciales en las dos décadas siguientes.
Helen Dryden fue una artista e ilustradora americana. Trabajó durante 14 años para la revista Vogue. Sutileza, mezcla de tonalidades y un estilo naturalista determinaron el alma de sus portadas. Dryden y Plank sellaron un período de la revista. Marcaron dos décadas y fueron pieza clave en la nueva concepción de la mujer.
Las ilustraciones recibieron reconocimiento. Ilustradores y pintores dibujaron grandes portadas. Genios de las artes plásticas participaron en la revista: Klimt, Matisse, O´Keeffe y Dalí.
En 1939, Dalí se encargó de la portada de Vogue. Las críticas fueron desastrosas. Sin demeritar los comentarios de los críticos, Dalí le dio matices surrealistas a la moda, le entregó una dosis de ensueño y elevó la portada a ser recordada por la historia.
Vogue presentó al famoso ilustrador Georges Lepape, quien prestó sus servicios al reconocido diseñador Paul Poiret. También colaboró con Jean Patou. Sus creaciones se basaban en el orientalismo y cubismo. Fue pionero en experimentar con primeros planos del rostro en las portadas. La presencia de Lepape en Vogue manifestó una influencia directa de la cultura francesa.
En 1921, Eduardo García Benito hizo su debut en la revista como el mayor exponente español del Art Deco. Su estilo se plasmó en cada una de sus publicaciones. Líneas que formaban figuras geométricas, visos de arquitectura y más de 144 portadas, hicieron de Benito uno de los personajes más relevantes de la revista Vogue.
“Todo lo que es moda pasa de moda”. En 1930, el furor por las ilustraciones en las portadas de Vogue se apagó. Se pidió otro estilo y Clar Erickson logró transmitir la onda de los 30: una mujer fresca, casual y trabajadora. Menos lujo y una realidad más aterrizada. Los inicios de la fotografía.
La ilustración en Vogue concedió bellas imágenes de la evolución de la moda y la mujer. Desde su total sumisión al hombre burgués, aprisionada en aquel corsé, hasta su liberación, presentada como metáfora en su indumentaria.
Los artistas que protagonizaron las portadas de las tres primeras décadas del siglo XX, comprendieron el surgimiento de una mujer autónoma y la definieron por medio de su arte. Las ilustraciones marcaron la historia de la moda. Fueron la antesala de la fotografía. Como afirmó Condé Nast: “la intangible cualidad de lo chic”.