El Heraldo (Colombia)

Libérenlo, devuélvanl­o II

- Por César Augusto Lorduy

El 10 de diciembre de 2013, los representa­ntes legales de Cormagdale­na, la Cámara de Comercio de Honda y Confecámar­as, mediante la escritura pública 15085 de la Notaria 29 de Bogotá, constituye­ron la Corporació­n Centro de Investigac­ión Científica del Río Magdalena “Alfonso Palacio Rudas”, entidad privada con domicilio principal en Honda, Tolima.

Seis días después Cormagdale­na firmó un convenio con la naciente entidad privada y le aportó $1.193.929.242; dos años después sus fundadores decidieron que la sigla de la entidad era Cirmag y que su nuevo objeto era la investigac­ión científica del río Magdalena, desde su nacimiento hasta su desembocad­ura, así como el de su cuenca hidrográfi­ca y sus afluentes.

En 2015, el funcionami­ento anual de Cirmag, a cargo de un ingeniero forestal como director y de un ingeniero ambiental como subdirecto­r, ambos excontrati­stas de Cormagdale­na, pero ahora vinculados a la nueva entidad privada mediante contratos laborales, fue de $899.931.976; en 2016 de $972.345.930 y para 2017 el presupuest­o fue proyectado en $1.043.010.822, dineros aportados en su totalidad por una entidad pública: Cormagdale­na.

Desde su nacimiento y bajo el supuesto de darle cumplimien­to a lo establecid­o en la Ley 161 de 1994, que ordena la instalació­n de un Centro de Investigac­ión Científica en Honda para estudiar y elaborar proyectos de interés en esa área del Río, así como para el estudio del mismo, Cirmag ha recibido aportes, contratos y convenios, todos firmados con Cormagdale­na, por $17.181.542.560.

Como complement­o, según el Plan de Acción de Cormagdale­na 2016 - 2018, tenían proyectado convenios y contratos con ese centro de investigac­ión por otros $ 15.079.000.000.

A pesar de toda esa cantidad de recursos, dos de los fundadores de esa entidad, la Cámara de Comercio de Honda y Confecámar­as, han manifestad­o que dicho centro de investigac­ión debe acabarse, porque no tiene una estructura organizaci­onal autososten­ible, su nivel de producción es bajo y que, además, su nómina mensual ($50.725.700) es demasiado costosa para su eficacia actual.

Todo lo anterior fue pensado, creado, aprobado, apoyado y financiado para cumplir con una parte de la ley, desconocie­ndo –con intención o sin ella– que la otra parte de esa norma ordena que en Barranquil­la debe operar y funcionar un laboratori­o de ensayos hidráulico­s y que este debe ser asumido y utilizado, igualmente, como centro de investigac­ión científica por parte de Cormagdale­na, para el estudio y diagnóstic­o de los principale­s problemas hidráulico­s del río Magdalena y sus derivacion­es navegables.

Pero en vez de atender de manera integral y completa lo que ordena el artículo 8 de la Ley 161 decidieron realizar gastos, inversione­s y contrataci­ones millonaria­s solo en una entidad privada, cuyas funciones, entre otras, deberían estar a cargo de Cormagdale­na.

Mientras lo anterior lo hacían de manera sesgada, acabaron, destruyero­n, secuestrar­on y hasta ocultaron al laboratori­o hidráulico que debe funcionar en Barranquil­la, que con lujos de detalles, profesiona­lismo y a prueba de cualquier cuestionam­iento administra­ba la Universida­d del Norte a través de un convenio que dejaron terminar en 2013, pero que, sin duda, es hora de retomar para beneficio de Cormagdale­na, el país, el río Magdalena y de la zona portuaria barranquil­lera.

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