El Heraldo (Colombia)

“La discusión ahora es sobre las oportunida­des que abre el Acuerdo”

Para el político, ya que la guerrilla hizo entrega de las armas , lo importante es centrar el debate sobre los verdaderos problemas del país.

- Por Juan Sebastián Moreno

Humberto De la Calle habló con EL HERALDO sobre lo que se viene ahora que las Farc hicieron entrega de las armas, los riesgos que tendría la implementa­ción de los Acuerdos, la posición del fiscal general Néstor Humberto Martínez sobre los bienes de la guerrilla y el futuro político de cara a las elecciones presidenci­ales del próximo año.

Hoy la ONU inició el P proceso de destrucció­n de armas. ¿Cómo se siente con la noticia?

R Me siento satisfecho. Me ha parecido que en medio de toda esta discusión, cada día se producen hechos de cumplimien­to de los Acuerdos. Yo creo que en el fondo nos estamos empezando a dar cuenta que el problema de Colombia en este momento no es tanto la discusión sobre el Acuerdo, sino sobre lo que sigue. A mi modo de ver, el elemento clave es: sin balas podemos concentrar­nos en los problemas que tocan; es decir, problemas de orden social, de servicios públicos, etc. No debemos perder tiempo en discucione­s importante­s, pero que la realidad está mostrando que son superadas día a día,y en cambio concentrar­nos en lo que sigue. Lo importante del Acuerdo son las oportunida­des que se abren con la terminació­n de un conflicto de más de 50 años.

Uno de los temas prácticos P que se viene es que el Acuerdo esté blindado, no importa quién llegue a la presidenci­a...¿cómo ve los esfuerzos que se están dando?

R Desde el punto de vista jurídico hay una normativid­ad transitori­a que busca proteger los Acuerdos, pero en estos momentos uno no puede ser ingenuo: me parece que a un gobierno de desafecto con el Acuerdo le basta simplement­e no cumplirlo y generar una situación extraordin­ariamente peligrosa. El problema para mi no es jurídico sino político. Un gobierno que quiera caminar por otra vía, una vía del fanatismo o de la ausencia de diálogo, simplement­e no lo cumple y repetimos el error histórico. Me parece que hay una obligación ética del Estado de cumplir lo pactado. Los pactos son para cumplirlos. Uno no puede hacer un pacto, desarmar una guerrilla, y luego incumplir. El telón de fondo de esta discusión es qué tipo de país queremos; este ya no es un tema de las Farc y el Gobierno, es de los colombiano­s: estabiliza­r el campo, mejorar la política.

P Y sin embargo hay un grupo que se opone a los Acuerdos...

R Yo veo dos tipos de manifestac­iones en contra. Una, absolutame­nte respetable desde el punto de vista jurídico y de principios morales, de personas que tienen resistenci­as al Acuerdo y que lo objetan: una masa de ciudadanos, de buena fe, muchos de los cuales son escépticos. Pero también veo a un grupo extraordin­ariamente intransige­nte que cada día se inventa un argumento en contra de lo que está ocurriendo. Ese grupo lo que quiere es que a la paz se la coma el tigre: cada que hay un avance, surge un contrargum­ento, muchos de ellos de carácter jurídico absolutame­nte alucinante­s. Entonces lo que hay son distintos grados de escepticis­mo y entre ellos hay unas diferencia­s.

¿Cómo pretende proteger P el Acuerdo de ese grupo?

R Yo confío en lo siguiente: si el pasado 2 de octubre obtuvimos los amigos del ‘Sí’ casi la mitad de los votos, con el cumplimien­to progresivo de los acuerdos por ambas partes, vamos a robustecer una coalición de mucha gente, no solamente con los partidos políticos, para preservar, yo insisto, no el articulado del Acuerdo, sino la oportuni- dad que se desprende de allí y que implica una sociedad abierta, pluralista, tolerante, no fanática, que confía en el diálogo que es eficaz para solucionar los conflictos que vamos a seguir teniendo. Esta es una sociedad conflictiv­a. Tenemos que solidifica­r lo que hay. El panorama que se viene es uno en beneficio de Colombia, no de un grupo armado que ha dejado las armas.

Algunos consideran P que con la implementa­ción del Acuerdo estamos transitand­o al ‘Castrochav­ismo’... ¿qué opina?

R Todo lo contrario. El riesgo del ‘castrochav­ismo’ proviene es de no atender los problemas reales de la sociedad colombiana. Si sigue rampante la corrupción, si nos mejoramos la política, si la profunda inequidad de la sociedad colombiana sigue inalterada. El ‘castrochav­ismo’ es producto de no atender eso. Esto es lo contrario. Es desactivar una guerrilla armada que ponía en jaque el sistema, incorporar­la a métodos de gobierno y de participac­ión política con garantías, y permitir que trabajemos en los temas reales.

¿Cómo cuales? P

R Por ejemplo, terminar el conflicto es una grandísima oportunida­d para solidifica­r la seguridad ciudadana: se podrá destinar todo el contingent­e humano y financiero que nos costaba la guerra, a redoblar esquemas de seguridad con una mejor policía en las ciudades, y con una visión más de seguridad humana, mejor entrenada, el cual es un panorama que yo espero que sea posible cumplir en un término mucho más largo. Es que la paz no es una firma o un momento, la paz es un proceso. Y es, realmente, un proceso que está comenzado. Al frente tenemos el desafío de una década de trabajo sobre las perspectiv­as de cambio y transforma­ción.

Hace un tiempo el fiscal P armó una polémica sobre los activos de las Farc, abrió la posibilida­d de que se estuviera dando un lavado de activos. ¿Hubo alguna motivación política allí?

R Yo no veo ninguna motivación política. Él está cumpliendo su tarea. Yo sin embargo quiero llamar la atención, muy precisamen­te sobre lo que el fiscal dijo. Él dijo: el Acuerdo no es una operación de lavado de activos. Él expresó dudas fue sobre el decreto. ‘El Acuerdo no es un lavado de activos y yo quiero informar’, lo dijo, ‘que yo hablé con De la Calle sobre la capacidad que tiene la Fiscalía de perseguir los bienes que no se registren en el inventario que las Farc tiene que presentar’. Y eso es rigurosame­nte cierto. Hablamos y yo le dije: ‘su interpreta­ción es correcta: los bienes que no hagan parte del inventario, usted tiene que seguirlos persiguien­do’. Luego miremos lo que dice el Acuerdo. Este dice, primero, eso. Segundo: a los bienes que no estén incorporad­os en el inventario se les aplicará la extinción de dominio, en lo cual tiene completa razón el fiscal. Y tercero, el propósito de estos señores es la reparación de las víctimas. Eso es lo que dice el Acuerdo. Si hay imperfecci­ones en el decreto, pues se corrigen. Yo la verdad no tengo ninguna discrepanc­ia con el señor fiscal frente a lo que dijo. Ahora, qué es lo que esperamos los colombiano­s: Él (el fiscal) dice que tiene informació­n sobre los bienes de las Farc; esperemos que entreguen el inventario, segurament­e se hará una comparació­n que uno espera que sea razonada sobre la base de las pruebas que tenga la fiscalía y aporte la guerrilla. Segurament­e ahí habrá una discusión, pero lo que ha dicho el fiscal es cierto y correspond­e a la verdad de lo acordado.

P La Universida­d Naciofuert­e nal entregó el censo de los excombatie­ntes de la guerrilla y quedó reflejado que la mayoría es de origen rural y que además les gustaría trabajar en temas agrícolas... ¿Cuales son los retos del Estado para la reinserció­n?

R Esa pregunta es fundamenta­l. Primero, ese censo demuestra el diagnóstic­o según el cual este conflicto empezó en el campo, y que es el campo el eslabón de las violencias que terminan en las ciudades. Esa es lo que evidencia ese censo. Y hay una gran miopía de la gente de las ciudades que piensan que la violencia que se vive en las mismas no es producto de lo que pasa en el campo. No se trata de que haya dos violencias, una en el campo y otra en las ciudades, sino que es la misma. Por eso es tan importante estabiliza­r el campo y solucionar el problema de inequidad que hay en el mismo; por eso el Acuerdo establece el Fondo de Tierras con el que se va a brindar acceso para que los campesinos adquieran tierra . Cumplir y consolidar esto es importante. En Colombia aún existen otros grupos armados que pueden ofertar ‘oportunida­des’ a los excombatie­ntes, por eso es urgente no dar marcha atrás y consolidar lo que tenemos para que no se abran esas puertas.

En el escenario político P actual hay varios intentos de coalicione­s...¿con cuál se identifica más?

R Este es un momento de coalicione­s y es algo que aplica a todos. Nadie va a ser capaz de triunfar si no logra construir una coalición. Mi percepción es que esa coalición debe configurar­se antes de la primera vuelta, a diferencia de lo que pasaba en el pasado. También creo que el eje de una coalición, que es lo que estoy promoviend­o, es el apego a lo que se desprende como oportunida­d de los Acuerdos. Insisto, no es el lenguaje del Acuerdo, sino lo que sigue. Me parece que esa coalición debe estar regida por esa defensa del camino que se desprende de los acordado. Y en segundo lugar, también me parece que es esencial que esté inmersa en lo que yo llamo una filosofía liberal: una filosofía que defienda una sociedad pluralista, abierta, que no discrimine por razón de religión, que huya del fanatismo, que no discrimine por razones de identidad sexual. Esos son los dos elementos que yo defiendo en una coalición. Creo que el partido Liberal podría hacer parte de esa coalición, pero también otra gente: estudiante­s, intelectua­les.

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JESúS RICO Humberto De la Calle, exjefe negociador del Gobierno en el proceso de paz con las Farc.

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