Deterioros y faltantes de la Circunvalar
Manejando una lujosa camioneta, el presidente Santos inauguró hace casi un mes la Circunvalar, de la cual dijo que era un símbolo de la modernidad, una muestra de que Barranquilla dejó de ser una ciudad pequeña para convertirse en metrópoli. Sin embargo, a principios de julio, EL HERALDO mostró en sus páginas, en contundentes fotografías, lo que ya era una molestia generalizada: la existencia de unos tramos deteriorados en la principal arteria de la ciudad, ampliada a otra calzada de tres carriles en una intervención que tardó más de una década, una verdadera marca para el Guinness Records.
La Secretaría de Obras Públicas anunció una inversión de $9.800 millones en vías, que incluye la rehabilitación y mantenimiento de la Circunvalar entre la carrera 46 y la calle Murillo.
No se requiere ser muy perspicaz para preguntarse: ¿Cómo es que una vía tan reciente exhibe averías tan prematuras? ¿Son explicables estos daños, considerando los miles de millones de pesos que se han invertido ahí?
Pero, las tempranas afectaciones de la carpeta asfáltica de la Circunvalar no son sus únicos problemas. Otro tiene que ver con la falta de puentes peatonales en tramos claves, como los que se omitieron en el tramo donde la Secretaría de Movilidad se inventó la genial idea de instalar unos ‘maletines’, que, por supuesto, han sido derribados en algunos puntos porque estrangulaban la comunicación familiar y vecinal entre los Olivos 1 y 2. Según Jaime Berdugo, gerente del Área Metropolitana, el Distrito proyecta resolver esta equivocación con unos modernos peatonales. Ojalá, le decía yo, se ornamenten con plantas y tengan techos y escaleras eléctricas para ancianos, niños y discapacitados, como en algunas ciudades del mundo. En la entrevista aproveché para sugerirle que se desmonten adefesios de la administración Caiafa, como el puente peatonal de la Uniautónoma; me expresó que la Alcaldía se propone hacerlo.
El paisajismo es otro pendiente de la Circunvalar. Hace años critiqué que se insistiera, en esta vía, en la siembra de palmeras. Edubar me respondió con enfado. Sostuvo que había un sistema de riego para mantenerlas. Al final, como era de esperarse, se murieron todas. Nuestro implacable clima tropical, agravado por la escasa vegetación urbana, exige árboles apropiados a nuestras características. Berdugo me dice que una parte de las 250.000 especies anunciadas por el alcalde Char irán a la Circunvalar. Me place que la palmera haya sido derrotada.
La lección que deja la Circunvalar es que la planeación es esencial en un proyecto. Y una buena gerencia en una obra pública debe preverlo todo. No puede ser que hayamos hecho una vía tan importante y no se le dotara de los puentes peatonales requeridos y de un atractivo paisajismo. La estética y también la limpieza tienen que hacer parte de la política pública.