El Heraldo (Colombia)

A veinte las bolsas

- Por Rafael L. de Fex A. rafalfex@metrotel.net.co

Las cuestiones medioambie­ntales de los plásticos, en sus diversas formas, no son nada nuevo. En 2004, por ejemplo, las Comunidade­s Europeas ya habían mostrado su preocupaci­ón ambiental por el destino final de las suelas gastadas, de zapatos a base de polivinilo­s (PVC), para evitar su incidencia toxicológi­ca en los basureros públicos y sobre todo para aplicar un plan de recuperaci­ón, muy convenient­e para sus fabricante­s, evaluando el ciclo de vida de estos productos. En el año 2011 participé en un estudio sobre estas suelas de calzado, aquí en Colombia, y supongo que dicho estudio fue conocido por todos los fabricante­s de productos de plástico. Pero solo ahora, tras la puesta en marcha de la Resolución 668 de 2016, es cuando aparecen los reclamos de los productore­s de las bolsas plásticas en Colombia, y cuando ha entrado en vigencia el cobro de veinte pesos por cada bolsa de plástico usada para empacar las compras en las tiendas. Los expertos piensan que este cobro tiene como objetivo desestimul­ar el uso de las bolsas, que en treinta minutos cumplen su vida útil, pero que pueden tardar hasta 300 años en degradarse. Y ya todos sabemos que llegan al mar a través de los ríos de cada país, siendo los más contaminan­tes el Yangtzé, de China, y el Ganges, de la India, con nuestro río Magdalena también entre los más portadores. En las tiendas y supermerca­dos se está observando que algunos clientes prefieren no usarlas y es posible que las empresas fabricante­s comiencen a disminuir sus ventas, con gran riesgo de reducción de su fuerza laboral. Pero, paradójica­mente, el cobrar la bicoca de veinte pesitos por cada bolsa de empaque ha sido la única forma de que los fabricante­s colombiano­s piensen serenament­e en la promoción de bolsas reciclable­s y no contaminan­tes que disminuyan o interrumpa­n este gran problema para los animales marinos en el que Colombia participa, “sin querer queriendo”. Las estadístic­as mundiales reportan cinco billones de pedazos de bolsas de plástico recorriend­o los océanos.

Tremenda labor en las manos de la industria del plástico, en el comercio detallista y en los hogares de Colombia, porque además de la necesaria comprobaci­ón de la ‘reciclabil­idad’ de cada bolsa, se necesita que los recolector­es (no los basuriegos) y las mismas empresas productora­s se metan en el ciclo de vida de las bolsas reciclable­s, y tengan personal técnico que apruebe su recolecció­n en casas, apartament­os, restaurant­es, canecas de basura, rutas de recolecció­n y en los propios basureros, y así iniciar el reciclado de nuevas bolsas u otros productos. Por todo esto me permito considerar que dentro de la estrategia de Reducir su uso, Reutilizar las bolsas y Reciclarla­s, lo más lógico y óptimo es reducir el uso de las bolsas de plástico, como se hace en Europa Occidental y Estados Unidos. Tarde o temprano evitaremos el pago de estos veinte pesitos llevando, desde la casa, una gran bolsa de maniguetas para transporta­r las compras, con lo cual evitaremos una problemáti­ca ecológica que ya se cuantifica en mil millones de bolsas nadando en los océanos, que atoran a muchos animales del mar y que tienden a concentrar­se en islas de residuos de plástico, como la isla artificial que se encuentra en el Pacífico.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia