El Heraldo (Colombia)

Breves y preocupant­es cifras de la justicia

- Por Humberto Mendieta mendietahu­mberto@gmail.com

Las cifras reveladas en el diagnóstic­o sobre la operativid­ad del Sistema Penal Acusatorio, SPA, en Barranquil­la no preocupan. Asustan. Y no se trata solo de los altos índices de delincuenc­ia –ciertos y escandalos­os–, o de la presunción de corrupción del poder judicial –de la cual se en todas partes y hay muestras por doquier–. Se trata del procedimie­nto que se emplea. De la herramient­a con la que cuenta la justicia, y sus falencias al implementa­rse y operar.

Los detalles se dieron a conocer durante un reciente conversato­rio con periodista­s de Barranquil­la y funcionari­os de diferentes institucio­nes. Fue convocado por Protranspa­rencia, y esos detalles parecen de mentira. Hay un investigad­or para cada cuatro fiscales. ¿Lo puse bien? ¿Cuatro por uno? Y los números siguen y uno no puede concebir que se trate de una de las tres ramas del poder público en un Estado social de derecho organizado en forma de República unitaria, descentral­izada, con autonomía de sus entidades territoria­les, democrátic­a, participat­iva y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidarida­d de las personas que la integran, etc., etc., etc.

Parece inverosími­l, pero nada más hay que ver la cara de los jueces atribulado­s por los discos duros de sus computador­es, a punto de estallar con procesos no fallados o tutelas no respondida­s. O el rostro de los secretario­s, escribient­es o notificado­res –enfermos algunos, neurotizad­os otros– por la pesada carga laboral que llevan sobre sus espaldas y el ojo vigilante de la Procuradur­ía y el Consejo de la Judicatura, que a su vez también tienen un fardo de procesos en sus escritorio­s.

¿Quién le pone el cascabel a ese gato? Los jueces se quejan de la presión de la Fiscalía General; la Fiscalía a su vez dice que hay corrupción –lo cual es cierto, ejemplo del ratón cuidando el queso del ex fiscal Anticorrup­ción Luis Gustavo Moreno–; los abogados litigantes critican la impunidad, la ineficienc­ia y la falta de idoneidad, y la ciudadanía, a todo lo anterior, sumándole falta de confianza en los jueces, que implica descrédito de las institucio­nes.

Los números no alcanzan en esta columna: 4.800 casos para un investigad­or al año. Con una serie de factores que van desde la dilación en primer lugar, hasta la intimidaci­ón en el último, pasando por la extensa duración de los procesos, la deficiente infraestru­ctura, la falta de conocimien­to de algunos funcionari­os, la normativid­ad inapropiad­a y los costos de los procesos. Se necesitan más recursos, reformas en algunas normas, capacitaci­ón debida y educación, mucha educación para que la gente resuelva en paz sus pequeños conflictos y los grandes los concilie con rapidez.

El informe de Protranspa­rencia muestra comparacio­nes dignas de El Proceso, de Kafka. De un Kafka criollo que entre 2010 y 2015 recibió 417 mil 870 demandas, tiene 121.275 procesos sin actuacione­s ni cambios, concluyó 217.159 y mantiene en trámite 79.456. Las cifras son tan absurdas en los comparativ­os, que si fuese un libro contable de una empresa la quiebra sería inminente.

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