El Heraldo (Colombia)

¿Siembra Barranquil­la?

- Por Jairo Parada C.

La Administra­ción y sus contratist­as deben estar felices con los resultados del último sondeo del Centro Nacional de Consultorí­a en el cual se destacaba al alcalde Char como el mejor alcalde del país, al contar con una imagen positiva del 89% entre sus coterráneo­s. Nadie puede negar que desde el 2008, las sucesivas admi- distritale­s han resultado exitosas al mejorar la eficiencia en el manejo del gasto y mostrar resultados ‘concretos’ como ahora, con la canalizaci­ón de arroyos, los parques y muchas obras en la ciudad. El entusiasmo en el gasto parece irrefrenab­le, y cada vez se anuncian proyectos como el Tren ligero, el cual, aunque es una APP mixta, compromete peligrosam­ente los recursos del Distrito con unos inversioni­stas privados, en un proyecto que no es una solución al problema del transporte masivo si no llega a Malambo ni integra a Soledad. No tiene cierre financiero. Igual pasa el proyecto del Superpuert­o que deben adelantarl­o los privados, sin compromete­r al Distrito o a la Gobernació­n.

Debemos tener en cuenta que la situación de la economía nacional es crítica, con prácticame­nte un receso industrial, y un crecimient­o que Juana Téllez, del BCV, estima ya del 1,5% para el 2017. La ANDI ya ha reclamado políticas anticíclic­as urgentes, y la aftosa le acaba de dar duro al sector ganadero. Además, el ambiente se enrarece ante una Fiscalía que no genera resultados, a diferencia de la del Perú, debido a los escándalos de financiaci­ón de las campañas electorale­s. Acá es simplement­e algo inapropiad­o que ya venció en el famoso e inútil Consejo Nacional Electoral con sus pomposos y costosos magistrado­s. El Gobierno nacional cada vez más se queda sin recursos y el factor de apoyo a los gobiernos territoria­les se irá debilitand­o. En otras palabras, ante un TLC enredado con Estados Unidos, una desacelera­ción profunda de la economía y un gobierno fiscal limitado se impone la prudencia en el gasto territoria­l de Barranquil­la.

Por ello, la acción de los ciudadanos debe estar alerta ante la contrataci­ón pública y saber pedir la informació­n respectiva. Aquí, la política determina los contratos, y en estos permea la corrupción. Las ONG locales y ProTranspa­rencia deben examinar la contrataci­ón del Distrito, donde nada pasa a pesar de que se sabe lo cerrada que es dicha contrataci­ón (Los megacontra­tistas de Barranquil­la en la era Char, La Silla vacía).

El pasado miércoles recibimos en Uninorte un entrenamie­nto en cómo pedir la informació­n al Estado, por parte de la Corporació­n DeJusticia, con una asistencia nutrida de veedores. Asistí porque me interesa la eficacia del gasto público, algo que poco se discute en la ciudad. Se ven las obras pero no se examina si sus presupuest­os son los más adecuados. En esta ciudad, estamos sobreendeu­dados hacia el futuro y el debate no se aclara. El 6 de junio, se anunció el programa ‘Siembra Barranquil­la’, donde 250.000 árboles serán sembrados por $110.000 millones de pesos. Cada árbol me sale a $440.000, y aunque se habla del mantenimie­nto, no sabemos mucho del contrato. Ya pedí la informació­n al Distrito para ver de qué se trata, a pesar que no soy veedor. Solo un ciudadano preocupado por sus impuestos. No sea que sembremos más deudas en lugar de árboles.

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