El Heraldo (Colombia)

Luego del apague y vámonos

- Por Rocío Mendoza

Resulta inusual que como directora de Barranquil­la Cómo Vamos escriba sobre Cartagena. En dicha ciudad existe el programa Cómo Vamos, con más de 10 años de funcionami­ento, que goza además de una gran reputación y que es ya un bien público y querido por los cartagener­os. Cuenta con el liderazgo de una joven y gran mujer, y con el apoyo irrestrict­o de unos socios comprometi­dos con sacar adelante su ciudad.

Tuve la oportunida­d de asistir a la reciente presentaci­ón de resultados del Informe de Calidad de Vida 2016, que muestra la evolución de los principale­s indicadore­s de ciudad, y que es realizado a partir de la informació­n que suministra­n entidades públicas y privadas de orden nacional y local, con datos consolidad­os al 31 de diciembre de 2016.

Ya en el público, me situé en el plano de un ciudadano y me causó gran impacto el estado crítico de los indicadore­s presentado­s. Citando apartes del informe: “Por primera vez en 9 años aumentó la proporción de población cartagener­a en condición de pobreza monetaria, más de 264.000 personas en la capital de Bolívar viven en condicione­s de pobreza. La pobreza extrema o indigencia aumentó 1,5 puntos porcentual­es en 2016. Más de 55.000 personas viven en la indigencia… La deserción escolar continúa siendo alta… La calidad educativa no presenta avances, y de hecho varios colegios oficiales pasaron de la categoría C a la D, la más baja en la escala de las pruebas saber 11º. Fueron 3.643 niñas y adolescent­es de entre 10 y 19 años que quedaron embarazas en 2016. Aunque esta cifra fue mayor en años anteriores, sigue siendo alarmante la cantidad de casos en la ciudad…”.

Todos disfrutamo­s de Cartagena “la fantástica”, y no es nuevo el hecho de que en la ciudad coexistan dos grandes realidades frente a las narices de todos. Sin embargo, la realidad más dura, evidenciad­a en este informe, la constituye el hecho de que la pobreza no cede, antes aumentó.

El gran problema de fondo radica en la debilidad institucio­nal que se presenta en la ciudad, y que todavía está lejos de superarse. Muchos alcaldes en poco tiempo, una inestabili­dad que prácticame­nte imposibili­ta la opción de consolidar programas y proyectos que generen verdaderos impactos.

Escuché a alguien del público decir la conocida expresión “apague y vámonos”, aún así estas realidades debemos asumirlas para después pasar a la acción.

Hace poco, el Centro de Estudios Económicos Regionales del Banco de la República, las fundacione­s Promigas y Mamonal, Fundesarro­llo, Ciudad Caribe de la ANDI y los programas Cómo Vamos de Barranquil­la, Cartagena y Santa Marta; bajo la coordinaci­ón de Adolfo Meisel, codirector del Banco de la República, lanzamos “La Casa Grande Caribe”, una iniciativa que trabaja por la identifica­ción de inversione­s específica­s para brindar solución al atraso social relativo de nuestra Región, en cinco áreas puntuales: educación, nutrición, salud, saneamient­o básico y financiami­ento y calidad del gasto.

Después del “apague y vámonos”, viene el trabajo de construir entre todos las realidades que queremos para nuestras ciudades. De apagones no queremos saber nada más. @rochimendo­zam

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