ASÍ SE VENDE MARIHUANA LEGAL EN URUGUAY
Reportaje desde Montevideo con enviada especial.
Manuel Ayub y Nicolás Lombardi son amigos desde hace seis meses. Uno es de Argentina y el otro de Uruguay. Tienen en común que les gusta fumar “porro” o “marihuana recreativa” después de comida, en reuniones o al final de un partido de fútbol.
Manuel tiene 21 años y Nicolás 29, residen en el Compay Hostel del barrio Palermo de Montevideo, Uruguay. Manuel fumó marihuana por primera vez a los 15 años y Nicolás a los 18. Coinciden en que lo hacen para “relajarse” y sentirse bien, sin excederse porque son conscientes de los daños que puede ocasionar a la salud.
“Yo uso la marihuana en forma recreativa, fumo más que nada los fines de semana o cuando llego tarde a la casa para descansar un poco, pero no lo hago diariamente”, dijo Nicolás al recordar que cuando él empezó a consumir la venta era ilegal y los lugares donde se conseguía los llaman “boca de venta”, por eso celebra que los uruguayos puedan ir a algunas farmacias a comprar cannabis, como quien va a comprar cualquier tipo de medicamentos, pues antes tenían que ir a sitios no agradables, donde aparte de marihuana incentivan al consumo de otras drogas.
SE AGOTÓ LA MARIHUANA EN
MONTEVIDEO. Aunque por las frías calles de Montevideo (temperatura de 4 grados el día miércoles 19 de julio) todo transcurría normal: la gente en la calle caminaba con sus abrigos, bufandas, guantes, gorras, botas y no se escuchaban comentarios relacionados con el inicio de venta de la marihuana –decretada por el Gobierno de Tabaré Vásquez a partir de ese día–, en la farmacia Tapie, ubicada en la 15 de Mayo 315 (Ciudad vieja), una larga fila, en la que se encontraban hombres y mujeres, esperaban su turno para comprar la cannabis de manera legal.
El ritmo de venta de la hierba en las cuatro farmacias (Antártida, Cáceres, Pitágoras y Tapie) de Montevi- deo habilitadas para venderla se mantuvo, al punto que el
stock disponible de cannabis se agotó en todas ellas. En el país son 16 los puntos autorizados. (Ver gráfico)
Manuel y Nicolás no tuvieron que hacer las filas para fu- marse su porro, pues cuentan con amigos que tienen plantas y es una de las tres opciones permitidas por el Gobierno: el autocultivo, que es la que eligieron ellos.
“La ley permite cultivar hasta seis plantas (no debería exceder los 480 gramos al año o 40 gramos mensuales), la otra opción es inscribirse para comprarla en la farmacia y la última es inscribirse en un club cannábico y allí pueden obtener 40 gramos de marihuana por mes. Para ingresar a ese club se debe pagar 500 dólares y una cuota mensual de 100 dólares.
“El gobierno, con la plata que recauda, tiene planes sociales como la rehabilitación para quienes consumen otras drogas más fuertes como la cocaína, pasta base o droga de otra índole”, dijo Nicolás, administrador de una cadena de Hostel. Por eso dice que está de acuerdo con la legalización.
Un día después del inicio de la venta de la marihuana las entradas de las farmacias estaban sin filas y sin clientes y se podían observar los rostros de los trabajadores un tanto agotados por la intensa jornada del miércoles 19 cuando solo en Montevideo se agotaron los cerca de 6 kilos y medio (cerca de 1.300 sobres de canabbis recreativo) que se comercializaban. Quizás el paro adelantado el jueves por el Plenario Intersindical de Trabajadores y el movimiento sindical unitario-PIT-CNT no ayudó al nuevo negocio. Sin embargo, según el trabajador de uno de estos sitios autorizados no faltaron los clientes tardíos que llegaban a preguntar si todavía quedaba cannabis.
RELAJANTE. Manuel, quien es estudiante de licenciatura en Fisioterapia, asegura que así como hay gente que se relaja con una copa de vino, igual pasa con la marihuana.
“El fumar le da a uno un estado distinto a veces lo pone a uno alegre, otras veces lo relaja, todo depende del pegue”, expresó Manuel, al señalar que el momento para consumir no lo buscan, sino que se da solo, muchas veces para compartir con amigos. Asevera que la marihuana en si no es mala porque se puede usar con fines medicinales. “El problema no está en la marihuana, sino como uno la consuma”.
Elvio Pyles, un estudiante de Economía, de 23 años, aprovechó su hora libre la tarde del viernes para ir hasta la farmacia Tapie. Más de 16 personas estaban esperando su turno para comprar cannabis.
En opinión de Pyles está medida es un gran paso del go- bierno uruguayo y espera que en la medida que pasen los días disminuya el personal.
“Ahora es como bastante trancado, todo el mundo venimos a la vez, es algo drástico, que no se ha aprobado en ninguna parte del mundo y espero que funcione bien, la gente espera tranquila y eso está bien”, dijo Pyles al indicar que el miércoles después de hacer una cola en la que tardó 20 minutos, cuando llegó a la puerta no había más marihuana.
En las farmacias venden dos variedades en envases de 5 gramos a 1,30 dólares el gramo, con límite de 40 gramos al mes por usuario.
El cliente solicita el producto y luego debe colocar su dedo pulgar en un lector de huellas dactilares que entra al registro, pero el farmacéutico no puede ver sus datos. La información está únicamente en poder del estatal Instituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCCA). Los consumidores que quieran adquirir la droga deben haberse registrado.
Un extranjero no puede comprar. La ley y su decreto reglamentario indican que los habilitados deben tener ciudadanía uruguaya legal o natural o con residencia per- manente debidamente acreditada.
El Alcalde-Intendente de Montevideo, Daniel Martínez, aseguró a EL HERALDO que está ley que empezó a regir desde el 19 de julio tiene como propósito combatir a las mafias del narcotrafico.
“Hablando en términos futbolísticos venimos perdiendo diez a cero, solo reprimir no alcanza, la realidad es que hay un circuitos de mafias de drogas que viene creciendo y había que probar nuevas formas”.
Agtregó que las mafias utilizan muchas veces la marihua- na como una forma de ingresar a ciertos tipos de drogas más pesada.
Martínez dice que siendo parlamentario aprobó la ley y la idea es generar alternativas de darle libertad a la gente que utiliza la marihuana como forma recreativa y medicinal de sacarla del circuito de la clandestinidad.
Mientras en el resto del munco la noticia fue un boom, en Montevideo la gente estaba tranquila, “En Uruguay, son muy abiertos al cambio”, dijo el alcalde del municipio B de Montevideo, Carlos Varela.
Varela expresó que no se fomenta el uso ni el consumo, se está analizando sobre la base de quienes consumían que no caigan en un mercado ilegal o negro con los perjuicios que esto tiene y la calidad del producto.
Mientras que para el resto del mundo la noticia fue un ‘boom’, en Uruguay la gente estaba tranquila. “Somos muy abiertos al cambio”. Quienes no se han registrado aún pueden hacerlo. Los habilitados deben tener ciudadanía uruguaya.