“Salvaje represión”
Las protestas opositoras suman 103 muertos en casi cuatro meses. La oposición denuncia una “salvaje represión” de militares y policías.
El 6 de abril, el universitario Jairo Ortiz, de 19 años, murió por un disparo en el pecho cuando los cuerpos de seguridad disolvían una manifestación en los Altos Mirandinos, a las afueras de Caracas. Fue el primer fallecido.
El 19 de abril, Almelina Carrillo, de 47 años, fue golpeada en la cabeza con una botella de agua congelada que lanzaron opositores desde un edificio contra una marcha chavista en el centro de la capital. Murió cinco días después.
El 26 de abril falleció Juan Pablo Pernalete, de 20 años, cuando protestaba en Caracas. El gobierno sostenía que el joven había sido herido por otros manifestantes con un arma para sacrificar ganado, y no por una bomba lacrimógena como aseguraba la oposición. La fiscal general, Luisa Ortega Díaz, confesa chavista enfrentada a Maduro, denunció que murió por el impacto de una bomba lacrimógena en el pecho y responsabilizó a militares de la Guardia Nacional, irritando al gobierno.
El 3 de mayo, Armando Cañizales, de 18 años, murió al ser baleado en una manifestación en la principal autopista caraqueña. Cañizales era violinista en el Sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles de Venezuela. El prestigioso director Gustavo Dudamel, quien evitaba pronunciarse contra Maduro, condenó “la represión” y dedicó al joven músico un concierto en Los Ángeles, donde dirige la Orquesta Filarmónica.
El militar retirado Danny Subero, de 34 años, murió el 27 de mayo en Cabudare, estado Lara, oeste, tras ser golpeado por opositores y rematado a tiros, según las autoridades. Subero fue agredido cuando una multitud le acusó de “infiltrado” durante un homenaje a un opositor fallecido la víspera.
La noche del 3 de junio perdió la vida Orlando Figuera, de 21 años, apuñalado, rociado con gasolina y prendido en llamas durante una protesta opositora el 20 de mayo en las proximidades de la Plaza Altamira, en Caracas. Sufrió quemaduras en 80% del cuerpo. El caso de Figuera, quien según el gobierno fue linchado tras ser acusado de chavista o de ser un ladrón, es calificado por Maduro y altos funcionarios como “crimen de odio”.
El 7 de junio falleció Neomar Lander, de 17 años, herido en medio de enfrentamientos entre manifestantes y policías en Caracas, en circunstancias confusas. El gobierno asegura que las lesiones fatales se produjeron cuando estalló un explosivo que cargaba y la oposición que fueron causadas por otro artefacto que le lanzaron las fuerzas de seguridad.
El 20 de junio murió otro chico de 17 años, Fabián Urbina, después de que militares dispararan con armas de fuego contra manifestantes encapuchados en Caracas. La Fiscalía imputó a tres efectivos de la Guardia Nacional.
Dos días después, David Vallenilla, de 22 años, falleció por heridas de perdigones disparados a quemarropa por un uniformado frente a una base militar de la capital. Horas antes, Maduro dijo que el uso de armas de fuego y escopetas de perdigones estaba prohibido
El 16 de julio, durante el plebiscito simbólico de la oposición desconocidos en motocicletas dispararon contra personas que votaban en el populoso barrio caraqueño de Catia. Xiomara Scott, enfermera de 61 años, fue asesinada en la balacera.