Buena y mala noticia
Amediados del pasado mes de junio, el Congreso de la República por fin aprobó un proyecto de ley que había estado durmiendo el sueño de los justos en la Cámara de Representantes y que establece la obligatoriedad de la realización del tamizaje neonatal, que es como se denomina el conjunto de acciones como la toma de muestras de sangre del cordón umbilical o del talón de Aquiles a los niños recién nacidos para detectar tempranamente lo que se conoce como Errores Innatos del Metabolismo (EIM) y otras enfermedades que pueden derivar, por ejemplo, en ceguera o sordera.
Este proyecto de ley resulta de gran beneficio para la salud de los colombianos, pero también para la salud financiera del país, pues según su autora, la representante Margarita Restrepo, “el no detectar estas enfermedades a tiempo repercute sobre el aumento de los costos del sistema general de salud”, pues según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) “se estima que para el año 2020 el 60% del gasto en salud corresponderá a patología crónica”.
El proyecto de ley define la realización del tamizaje dentro de las 72 horas siguientes al nacimiento, y así poder detectar estas enfermedades que no son aparentes al nacer y que en Colombia, según el Instituto Nacional de Salud, las padecen 3,8 millones de personas aproximadamente.
Sin embargo, si bien dicho proyecto pasó a sanción presidencial para convertirlo en Ley de la República, este no contó con el respaldo del Ministerio de Hacienda y Crédito Público, que lo consideró inconveniente porque comprometía en adelante al menos $200.000 millones mensuales para atender a las mujeres embarazadas, a quienes se les deberá practicar un examen de prevención durante su gestación. Además, en la Secretaría Jurídica de la Presidencia fuera de la objeción por inconveniencia argumentada por el citado Ministerio ante el tamaño de gasto que debería hacerse y “la falta de recursos financieros para ello”, también evaluó eventuales vicios de trámite relacionados con los textos aprobados, conciliados y finalmente enviados a Presidencia para su sanción.
Independiente de si resultasen ser ciertos los cuestionamientos por los vicios de orden procedimental para la sanción de este proyecto de ley, sí resulta por lo menos absurdo que se argumente falta o insuficiencia de recursos financieros para darle vía libre a ese proyecto que permitiría detectar a tiempo enfermedades que podrían curarse o por lo menos reducir su impacto en la calidad de la vida de quienes llegan a padecerlas y lograr así además un ahorro financiero al sistema de salud por la atención costosa y tardía de estos pacientes. Por ello, el senador Antonio Correa, coordinador ponente del citado proyecto de Ley, rechazó el argumento de “la falta de recursos, como excusa para no desarrollar esta iniciativa legislativa, y ser este el motivo por el cual el Gobierno nacional anunció su objeción”.
No se entiende cómo a algunos funcionarios del Estado les duele facilitar los recursos financieros para mejorar la salud y la calidad de vida de los colombianos, pero no les preocupa la plata que por concepto de corrupción se pierde en cantidades abismales como ríos caudalosos que en vez de agua se llevan los billones de pesos de todos los contribuyentes. ubeltran@hotmail.com
El mundo de Turcios