Los hinchas hacen su fiesta alrededor de los hoteles
El inclemente sol fue el único acompañante de quienes esperaban saludos de Neymar y su combo Algunos consiguieron su cometido.
Los aficionados al fútbol se quedaron con las ganas de ver de cerca a sus ídolos de Colombia y Brasil.
Meu sonho é conhecer você. Esa fue la frase que Tomás Forero, un hincha furibundo de ocho años, tradujo del español al portugués (con Google Translate) para gritar a todo pulmón cuando conociera a su gran ídolo, la nueva y millonaria incorporación del PSG, Neymar da Silva Santos Júnior.
El pequeño rubio, de ojos claros, arribó a Barranquilla desde Bucaramanga para apoyar en su partido a la Selección Colombia. Sin embargo, su amor por el fútbol es tan internacional, que no dudó en ponerse la verdeamarelha para plantarse en las afueras de la concentración de Brasil, a la espera de conocer a sus otros jugadores favoritos: Gabriel Jesus, Coutinho, Paulinho y Neymar.
“Ya he conocido y tengo firmas de los futbolistas de Colombia, ahora quiero ver a Neymar para decirle: mi sueño es conocerte”, dijo el niño, mientras miraba con esperanza las ventanas del Hotel Dann Carlton, donde descansaban los de Brasil.
De una de ellas se observaba una mano trigueña saludando. “¡Miren, es Neymar!”, gritaron desde abajo, algunos de los fanáticos.
“¡Saludos Neymar!”, bromeó otro, cuando en realidad quien meneaba las manos desde los vitrales era un trabajador del hotel, que limpiaba las ventanas en ese instante.
“Era una falsa alarma”, explicaron. Tomás, sin embargo, se mantenía expectante. Incluso, se prometió aprenderse más frases, por si tenía la oportunidad de cruzar más palabras con los jugadores de la Canarinha.
Pero la distancia entre la puerta del hotel y el bus de Brasil era muy corta. Antes que los hinchas pudieran verlos, ellos ya estarían sentados y en camino al reconocimiento de la cancha, en el estadio Metropolitano.
“No es fácil lograr algo, pero para eso venimos. Así sea un saludito”, aseguró uno de los hinchas.
En las afueras del Hotel Hilton Garden Inn, lugar de concentración de La Tricolor, decenas de colombianos aguardaban por el equipo de James Rodríguez, Radamel Falcao, Juan Guillermo Cuadrado, entro otras figuras.
En su defecto, se encontraron con un Cuadrado más criollo y un Pibe Valderrama moreno y colombo venezolano.
A Santiago Tapia, uno de los jardineros del hotel, le llamaron ‘Cuadrado’ por su parecido con el defensa de la Juventus.
“Ese Cuadrado no va a aguantar los 90 minutos por andar barriendo en pleno sol”, fue uno de los comentarios que le lanzaron a Tapia, mientras cumplía con su trabajo.
Desde los buses que pasaban por la carrera 53, algunas personas también le gritaban y le daban ánimos. Incluso, alguien lo regañó porque supuestamente “no tenía el permiso de Pékerman para salirse de la convocatoria”.
“Me tocó decirle que sí, que le pedí autorización para comerme un pan con tinto aquí afuera. Más luego regreso”, bromeó Tapia, de 25 años.
ARTE PARA JUGADORES.
Entre los hinchas soñadores, también estaban dos jóvenes pintores. Lilibeth Tuirán y Adalberto Viñas llevaron sus retratos de James, Pékerman y Falcao para obsequiarlos al técnico y a los deportistas.
Desde horas de la mañana, las pinturas en grafito y óleo se robaron varias miradas. Sin embargo, solo hasta la tarde lograron tener un contacto.
“Conseguimos que luego de la rueda de prensa Pékerman recibiera su retrato. Fue muy bonito”, contó Tuirán.
Quien no tuvo la misma suerte fue el compositor Filadelfio Galvis, quien se quedó con las ganas de entregar la canción que le compuso a James, en sus manos al jugador. Después de una larga espera, consiguió que un familiar recibiera su homenaje. “Ahora espero que puedan escucharlo”, es el nuevo deseo de Galvis.