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El partido Colombia-Brasil, que se disputa hoy en el Metropolitano, es una vitrina envidiable para proyectar la imagen de Barranquilla a nivel nacional e internacional. Debemos estar a la altura de las circunstancias.
Se disputa hoy en el estadio Metropolitano de Barranquilla el esperado partido entre las selecciones de Colombia y Brasil, un encuentro que, para nuestra ciudad, trasciende lo meramente deportivo. Un duelo de estas características constituye una envidiable vitrina para proyectar la imagen de la capital del Atlántico a nivel nacional e internacional. Y una nueva ocasión para que los barranquilleros exhiban su proverbial condición de buenos anfitriones, en un momento en que la ciudad busca consolidarse como epicentro de eventos en el Caribe. Desde ayer, la Arenosa se encuentra llena de visitantes que han acudido a presenciar un partido que puede resultar decisivo para las pretensiones de Colombia de llegar al Mundial de Rusia 2018. Y, por supuesto, a disfrutar del privilegio de ver en directo a estrellas como Neymar, que difícilmente llegarían a Colombia en otras circunstancias. Según informaciones publicadas por este diario, las aerolíneas que operan en el aeropuerto Ernesto Cortissoz añadieron entre ayer y hoy 21 vuelos nacionales con destino a Barranquilla a los que tienen normalmente programados.
Esta cifra y otras, como los datos sobre el aumento de la ocupación hotelera y los jugosos beneficios que obtiene el comercio por los partidos de la selección, dan una idea de lo que se juega Barranquilla en un día como hoy. Todo ello nos debe obligar a todos esforzarnos para que la jornada discurra de la mejor manera posible y los visitantes nos sigan viendo como un destino atractivo y un territorio hospitalario. Las autoridades tienen, sin duda, la gran responsabilidad de velar por el buen desarrollo de los acontecimientos: ocuparse de que no haya graves problemas de movilidad, minimizar los riesgos que entrañan siempre las aglomeraciones, evitar que personas inescrupulosas engañen a los visitantes y, muy especialmente, desplegar un operativo eficaz para que la inseguridad no logre empañar la fiesta del fútbol.
Pero la responsabilidad no es exclusiva de las autoridades administrativas y policiales. Los ciudadanos también tenemos el deber de participar activamente en esta empresa colectiva por el buen nombre de Barranquilla. No se trata solo de atender con cortesía a los visitantes: millones de ojos estarán puestos hoy en la capital atlanticense desde otras latitudes, y a todos ellos debemos transmitirles una buena imagen de la ciudad. Por lo demás, solo cabe esperar que James, Falcao, Teo, Chará y su combo nos completen la fiesta con una victoria.
Un duelo de estas características ofrece una nueva ocasión para que los barranquilleros exhiban su proverbial condición de buenos anfitriones, en un momento en que la ciudad busca consolidarse como sede de eventos.