Junior sacó un empate de La Olla
Con orden, firmeza y entrega, Junior consiguió un valioso empate 0-0 ante Cerro Porteño, anoche en el estadio La Nueva Olla, de Asunción, Paraguay, en partido de ida de los octavos de final de la Copa Sudamericana. El equipo rojiblanco se mostró sólido a lo largo de los 90 minutos y pudo terminar ganador, especialmente en el segundo tiempo, si aprovecha las opciones de gol que se fabricó. El partido de vuelta será el próximo martes.
Así se juega de visitante, así se derrota la presión y a los mitos de un estadio que realmente mete miedo, por su figura arquitectónica y, principalmente, por el aliento que ejercen sus hinchas, ese jugador número doce que impulsa una y otra vez sin descanso alguno. Anoche Junior venció sus miedos, esos que acostumbran a traicionarlo en escenarios de este tipo, como pasó este año en Tucumán o el curso anterior en Chapecó.
El ‘Tiburón’ anoche mostró sus dientes, su jerarquía, su enjundia y redondeó una actuación casi perfecta… no lo fue porque faltó el gol, ese que le hubiese brindado la posibilidad de lograr un triunfo categórico y el chance de marcar en condición de visitante, algo tan valioso como una victoria en este tipo de torneos internacionales, por su valor al momento de un empate en la serie.
Fue empate 0-0 en una noche fresca, que se fue calentando por la presión de una hinchada que lo dio todo por su equipo, pero que no encontró respuesta en el campo. ‘La Nueva Olla’ hirvió, pero no cocinó a un Junior aplicado, entregado, lúcido y fuerte mentalmente, que no dio nunca un balón por perdido, que corrió, luchó, se entregó y se sacrificó cuando había la necesidad de hacerlo.
“Con Narváez voy a la guerra”, le dijo Julio Comesaña a EL HERALDO previo al viaje a Asunción. Una pista de lo que tenía planeado hacer ante Cerro. El volante barranquillero fue la gran sorpresa en la formación titular y respondió, como acostumbra, dando orden y equilibrio a un medio campo lleno de volantes de ida y vuelta.
Junior jugó el partido que quiso y anuló a un Cerro Porteño que vivía más de las ganas que de fútbol. Quería, pero no podía. Dominaba, pero no generaba peligro. Insistía, pero no encontraba vías ni respuesta en sus jugadores de ataque.
Leonel Álvarez, DT del Ciclón, entró en el desespero. Movió mal sus fichas y le dio más vida y fuerza al ‘Tiburón’, que pudo ganar el juego de no ser por las opciones que dilapidaron Roberto Ovelar y James Sánchez o por el error de un árbitro que se comió un penal clarísimo en el pri- mer tiempo.
‘La Nueva Olla’ poco a po- co se apagaba. De la presión enfermiza pasó a las rechi- flas al técnico colombiano y a sus jugadores, que no se encontraban en el campo, que, conscientes de las de- bilidades del Junior, abusaron una y otra vez de la pelota aérea, sin encontrar premio alguno, porque esta vez el ‘Tiburón’ estuvo fino por arriba, retando al ADN paraguayo.
La última palabra se dirá en el ‘Metro’, donde Junior se hace fuerte. Porque si en Asunción está La Nueva Olla, en Barranquilla está la caldera del ‘Coloso de la Ciudadela’, donde el ‘Tiburón’ espera sellar la clasificación a cuartos.