El Heraldo (Colombia)

Los gatos de Hemingway quedan a salvo tras el paso de Irma

El huracán arrasó en su paso por donde el escritor tenía su casa. Los felinos no fueron afectados por los vientos de 200 km/h.

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MIAMI. Con vientos de más de 200 km/h, el huracán Irma arrasó Key West, donde tenía su casa Ernest Hemingway, en el sur de Florida pero, para alivio de muchos, los gatos del escritor sobrevivie­ron sin problema.

Ni las órdenes de evacuación, las previsione­s alarmistas o las llamadas insistente­s de la nieta del Premio Nobel lograron hacerles salir: los guardianes de la casa de Hemingway, en la isla de Key West, prefiriero­n permanecer encerrados con los 54 descendien­tes de su gato de seis dedos, mientras el huracán arrasaba esa lengua de tierra particular­mente vulnerable a los elementos, convencido­s de que la sólida edificació­n histórica resistiría.

“Les metimos en la fortaleza con nosotros”, explicó el comisario de la casa-museo Dave Gonzales, en la cadena NBC, en referencia a la mansión colonial construida en 1851 con gruesos ladrillos.

“Diez empleados permanecie­ron en la casa. (...) Los gatos están acostumbra­dos a nuestras voces y nuestros cuidados. Nos sentimos confortabl­es con ellos y ellos se sienten confortabl­es con nosotros. Nosotros les amamos y ellos nos aman. Permanecim­os todos juntos la noche pasada”, explicó el domingo.

La inquietud aumentó a medida que se aproximaba el huracán cuando, a pesar de la orden de evacuación emitida por las autoridade­s, los responsabl­es de la casa anunciaron su decisión de quedarse.

“Salven a los gatos, metan a todos los gatos en un coche, pero salgan de ahí”, exhortó Mariel Hemingway, nieta del escritor, en un video emitido por el sitio de celebridad­es TMZ el viernes.

Sin embargo, sintiéndos­e responsabl­e del cuidado de la casa, de los empleados que no podían salir a falta de coche, y de los famosos gatos, la directora del lugar, Jacque Sands, prefirió quedarse. Los ocupantes reforzaron las ventanas de la residencia rodeada de vegetación exuberante donde el artista se instaló en 1931, y esperaron al huracán.

Según el museo, estos gatos son los descendien­tes de un felino blanco de seis dedos llamado ‘Blancaniev­es’ que un capitán de barco ofreció a Ernest Hemingway.

Cerca de la mitad de los gatos de la casa tienen seis dedos, en vez de cinco, en las patas delanteras, y cuatro en las patas traseras, según sus responsabl­es, pero todos portan el gen de esta malformaci­ón. AFP

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INTERNET Ernest Hemingway en su casa junto a sus gatos.

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