Teclas, mayonesa y sin cera
Pregunta: ¿Por qué las teclas de un computador tienen esa disposición? RDF, Cali.
Respuesta.: El editor de periódicos estadounidense Christopher Sholes patentó en 1868 el teclado de las máquinas de escribir, el mismo que usamos hoy en computadores y tabletas. Se llama QWERTY, porque los seis caracteres de esta palabra son los primeros de la primera hilera de letras del teclado. Sholes distribuyó las teclas en orden alfabético, pero luego las dispuso considerando la periodicidad de su empleo para que los diez dedos intervinieran con la misma frecuencia. No obstante, al menos en español, por experiencia sé que se usa más la mano izquierda al escribir con este teclado, algo que para probarlo solo basta la consideración de que de las cinco letras que más se usan en nuestro idioma, que son, en su orden, E,A, O, S y R, solo la O se teclea con la derecha.
P.: Oí que el verdadero nombre de la salsa mayonesa es mahonesa. Franz Cala, Barranquilla.
R.: Los dos nombres son aceptados. El primero viene del francés mayonnaise; y el segundo de Mahón, capital de Menorca, en las islas Baleares. Una encuesta informal preguntó a españoles cuál era el verdadero nombre de la salsa y casi siempre respondieron que mayonesa y que era originaria de Mahón. Resulta paradójico que el nombre de una salsa inventada en España venga del francés. En realidad, en 1715, a raíz del Tratado de Utrecht, Inglaterra se quedó con Gibraltar y con Menorca, pero en 1756 los franceses arrebataron a los ingleses la isla. Dicen que en medio de los festejos por el triunfo en Mahón, la salsa fue inventada por el cocinero del mariscal Richelieu, jefe militar galo, pero otros afirman “que lo que pasó fue un claro caso de apropiación cultural, con los franceses llevándose la receta de la mahonesa”, a la que llamaron mayonnaise e hicieron famosa en todo el mundo.
P.: ¿Es cierto que la palabra ‘sincera’ surgió para indicar que una escultura no tenía defectos cubiertos con cera? P. de H., Barranquilla.
R.: La llamada “etimología popular” es un tecnicismo al que se apela para atribuir una cuna a una palabra cuando no se conoce su origen o este no puede inferirse. Esa deducción de significado puede originarse por similitud fonética. Es el caso de sincera, vocablo que no tiene qué ver con no tener cera, pese a que se ha dicho que antiguamente en Francia escultores inexpertos usaban esa sustancia para rellenar las imperfecciones de sus obras o para darles un color dorado y que parecieran de oro. Esto es absurdo porque muchas de esas estatuas se ubicaban en patios, terrazas y espacios públicos, y no está claro qué se hacía para impedir que el sol abrasador del verano europeo derritiera la cera con que estaban remendadas. Sincera viene de sincērus (que traduce puro, sin mezcla, y que luego pasó a designar a alguien veraz y sin fingimientos), palabra latina muy anterior a la constitución de Francia como país.