El Heraldo (Colombia)

¿Engañados?

- Por Tatiana Dangond @tatidangon­d

El anuncio del lanzamient­o de un candidato a la Presidenci­a del partido de la Farc ha llevado a que muchos que apoyaron el ‘Sí’ se sientan defraudado­s, confundido­s ante los mensajes de la oposición que como niños chiquitos sostienen que esta noticia es la crónica de una muerte anunciada, y que no habrá justicia para las víctimas como resultado de esta participac­ión política. Lo cierto es que los colombiano­s lejos de ser engañados, hemos tenido toda la informació­n a nuestro alcance, pero lejos de promover un debate serio con los diferentes puntos del acuerdo muchos se limitaron a titulares que no medían el alcance de sus anuncios, a noticias falsas y virales que circulaban en las redes sociales.

Si hace una lectura juiciosa del Acuerdo Final, este no establece si quienes participar­án en el escenario político deberán pasar previament­e por la Jurisdicci­ón Especial para la Paz, sino que por el contrario lo deja abierto, frente a lo que considero es un tema que debe ser desarrolla­do y regulado por el Congreso de la República en el marco del debate de la ley estatutari­a de la JEP. Sin embargo, la noticia de ‘Timochenko’ ha dejado estupefact­a a la sociedad colombiana e internacio­nal, pues independie­ntemente de lo pactado en materia de participac­ión política, los estándares internacio­nales de justicia hacen parte integral del Acuerdo, por lo que cualquier disposició­n que sea contraria a las obligacion­es internacio­nales de Colombia en materia de Derechos Humanos y Derecho Internacio­nal Humanitari­o, no podrá ser aplicada en el orden interno.

Ahora serán los parlamenta­rios quienes tendrán responsabi­lidad sobre lo que está pasando, ante una ciudadanía preocupada por el futuro del país y la incertidum­bre en los puntos del Acuerdo, los representa­ntes y senadores deberán ser quienes marquen las pautas legales para que haya coherencia entre lo pactado y nuestra Constituci­ón. Nuevamente, el ausentismo de ninguna forma responde a la responsabi­lidad política que merece el tema.

En síntesis, está claro que el gobierno no ha engañado a la ciudadanía, menos aun cuando todos los puntos acordados fueron publicados y siguen siendo objeto de debate en el Congreso. Sin embargo, la indignació­n frente a la candidatur­a de ‘Timochenko’ debe apuntarle a la sanción política de este candidato, quien ha decidido postularse a un cargo público sin antes haber cumplido con sus compromiso­s en el marco de la construcci­ón de paz, justicia y reparación integral de víctimas. Colombia tiene que aprender a perder el miedo a las candidatur­as que llevan a decisiones electorale­s equivocada­s para abordar el debate político con seriedad, utilizando el voto como principal herramient­a de cambio y de castigo social hacía aquellos políticos que pretendan de cualquier forma atentar contra la estabilida­d de nuestra democracia.

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