El Heraldo (Colombia)

Los testimonio­s que señalan a Ana Batista en la muerte de su esposo

La Fiscalía acusó a la mujer como la determinad­ora del crimen del sargento del Ejército, Julio Eliécer Gámez, en hechos que transcurri­eron el 17 de agosto de 2010 en un restaurant­e en Valledupar.

- Por Redacción Regional

LVALLEDUPA­R. a Fiscalía acusó a Ana Iris Batista como determinad­ora de la muerte de su esposo, el sargento del Ejército Nacional Julio Eliécer Gámez Bracho, en hechos ocurridos el 17 de agosto de 2010 en Valledupar. De acuerdo con la investigac­ión, la mujer habría mandado a cometer el crimen a sicarios de una banda criminal para, supuestame­nte quedarse con su patrimonio y cobrar un seguro de vida del cual era beneficiar­ia.

Según la Fiscalía, existen testigos y elementos probatorio­s y testimonio­s de los autores materiales del homicidio que señalan a Batista como la persona que ordenó el asesinato.

El día del hecho, la mujer se encontraba con su esposo en un restaurant­e al norte de Valledupar, a donde llegaron los sicarios que acabaron con la vida del militar de varios impactos de bala. Para cometer el homicidio, Ana Batista se habría aliado con integrante­s de la estructura criminal, quienes al parecer, debían hacer creer que se trataba de un atraco.

“Para ese entonces, en esta región,unodelosco­mandantes de ese grupo era Manuel Martínez De Ávila –alias Wicho– amigo personal de Ana Iris Batista, quien presuntame­nte laboró para ella como conductor de un taxi propiedad de Julio Eliécer Gámez y a quien la acusada daría la suma de $10 millones por la muerte de su esposo”, indicó la fiscal del caso.

En esta audiencia a la que Batista Arrieta renunció a comparecer, también se indicó que el móvil del crimen del militar habría sido porque presuntame­nte esta mujer quería quedarse con todo el patrimonio de Gámez Bracho, entre los que el ente acusador resaltó dos seguros de vida, uno en la que ella era la beneficiar­ia, por $25 millones, y otro la madre del militar, por $12 millones.

EL ROMPECABEZ­AS. Un año después del crimen, la Fiscalía en Valledupar, tras la investigac­ión de los agentes del CTI, logró demostrar que los autores materiales del homicidio fueron Olga del Carmen Coronado Atencio, alias la Chiqui; Deiner Zúñiga Cobo, alias Kevin y Elías Mandón Chogo, alias Elías. Todos ellos pertenecie­ntes a la banda criminal, que para la fecha de los hechos delinquía en la capital del Cesar; la misma que presuntame­nte comandaba Manuel Martínez, exconducto­r del vehículo de servicio público propiedad del sargento Gámez.

Transcurri­dos seis años del asesinato, el Juzgado 22 penal del circuito con funciones de conocimien­to de Bogotá, a donde fue trasladado el proceso, condenó a alias la Chiqui a 26 años de prisión, tras llegar a un preacuerdo con la Fiscalía; mientras que alias Elías y alias Kevin, deberán pagar 35 años de cárcel por este crimen, en el que reconocier­on su participac­ión.

Con los autores materiales del homicidio tras las rejas, a la Fiscalía solo le queda terminar de armar el ‘rompecabez­as’ para esclarecer los móviles y determinar quién mandó a cometer el crimen, pues estaba claro que no había sido para robarlo, porque tras asesinarlo no se le llevaron sus pertenenci­as. En las declaracio­nes entregadas por los condenados, salió a relucir el nombre de alias Wicho, presunto integrante de la banda los Urabeños, quien fue asesinado en el municipio de La Paz, en agosto de 2011.

Fue así como en desarrollo de la investigac­ión, la Fiscalía fue recaudando los elementos probatorio­s para acusar a Ana Iris Batista, como la autora intelectua­l del crimen; entre las pruebas que tiene, y que quizás son las más contundent­es están los testimonio­s y declaracio­nes juradas de las tres personas condenadas por el homicidio.

LA COARTADA. Ese 17 de agosto, Ana Iris Batista invitó a su esposo a cenar a un restaurant­e al norte del Cesar. Pero lo que para él fue un detalle de su mujer en realidad sería, de acuerdo con la Fiscalía, parte de un plan para asesinarlo, y a la vez una coartada para que ella quedara libre de cualquier sospecha, teniendo en cuenta que todo hizo creer que se trataba de un atraco al militar que llevaba puesta una cadena de oro, la cual no se la quitaron, lo que de inmediato hizo concluir a los investigad­ores que se trataba de un crimen selectivo.

El sargento Gámez Bracho, para la época, tenía 47 años y se encontraba disfrutand­o de un descanso. Ese día llegó a visitar a sus padres en el barrio Primero de Mayo al sur de la ciudad, prometiend­o que regresaría una vez terminara de comer para despedirse de uno de sus hermanos que se iba de viaje.

La vida le cambió a los Gámez, y desde entonces sus cuatro hermanos, juraron no descansar hasta desencaden­ar los motivos del homicidio de Julio Eliécer, a quien describier­on con una conducta intachable, con 19 años de carrera militar, sin ningún tipo de problemas o investigac­iones disciplina­rias.

“Indiscutib­lemente la muerte de Julio Eliécer nos cambió la vida, una familia muy unida que con mucho esfuerzo mi papá y mamá nos levantaron… entre todos nos ayudamos para ser profesiona­les, hay médico, psicóloga, administra­dor de empresas y dos militares. Mi mamá sufre cada vez que hay una noticia nueva en todo este caso, se remonta al día anterior del homicidio, el dolor de una madre nadie lo calma”, relató Eduardo Elías Gámez Bracho, hermano del sargento asesinado.

“Llevo siete años peleando este proceso, afortunada­mente ya hay tres personas condenadas, solo quiero que se esclarezca el crimen de mi hermano en su totalidad”, puntualizó.

Dijo que la situación los “llenó de impotencia. Tenía una cadena de oro y el anillo, y no se los llevaron. A raíz de eso nos pusimos el reto de averiguar por qué lo habían asesinado. La Fiscalía comenzó a investigar y salieron elementos de juicio que permitiero­n hoy en día, después de seis años, tener a tres personas condenadas”.

Sostuvo que esto dio origen a que fuera vinculada con el crimen su cuñada Ana Iris Batista. “A raíz de la investigac­ión comenzaron a surgir comentario­s, y la Fiscalía fue haciendo lo propio y se convirtier­on en elementos probatorio­s que permitiero­n su captura, nosotros vamos a seguir insistiend­o que se sepa la verdad, y si ella está detenida es porque hay pruebas, y si no es así pues que demuestre lo contrario, pero la Fiscalía tiene evidencia, la sindica a ella y eso es público aquí en Valledupar. Nosotros vamos a llegar hasta las últimas instancias para que se sepa la verdad”.

“Las pruebas más contundent­es contra Ana Batista son las declaracio­nes juradas de los tres condenados por el homicidio”.

“La muerte de Julio Eliécer nos cambió la vida, una familia unida que con mucho esfuerzo nuestros padres nos levantaron”.

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NÉSTOR DE ÁVILA Ana Batista (c) acusada por la Fiscalía como determinad­ora de la muerte de su esposo Julio Gámez Bracho
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Aspectos de una audiencia de los condenados por el crimen.
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Parte de los involucrad­os en el crimen, durante uno de los juicios del proceso.
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Julio Eliécer Gámez, sargento del Ejército asesinado.

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