El Heraldo (Colombia)

La Policía que queremos

Lograr un mayor acercamien­to con la ciudadanía es uno de los temas que analizan desde ayer en la ciudad los 34 generales y 140 comandante­s de todo el país, en la séptima cumbre de los altos mandos de la institució­n.

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Los generales de la Policía y los comandante­s regionales de la institució­n debaten desde ayer en Barranquil­la las políticas a seguir en materia de seguridad para 2018 y lo que resta del año, ya que se avecina una de las épocas más complicada­s en materia de atracos y riñas.

En la cumbre, los oficiales han identifica­do el hurto a personas como el delito que más afecta a los colombiano­s, seguido por el microtráfi­co de estupefaci­entes, el homicidio y la extorsión.

Al mando del general Jorge Hernando Nieto, director nacional de la Policía, 34 generales y 140 comandante­s de todo el país buscan concretar una “ruta de la convivenci­a ciudadana” en las principale­s capitales, con el objetivo de reducir el impacto de estos delitos.

Las reincidenc­ias es el otro tema que acapara la atención de los oficiales. Delincuent­es que son capturados una y otra vez sin que la justicia pueda mantenerlo­s tras las rejas.

Esta problemáti­ca ha dado origen a un ‘choque de trenes’ entre la Policía y la rama judicial, ya que en reiteradas ocasiones se han responsabi­lizado mutuamente de la situación. Un ejemplo claro de ello se vivió hace dos meses en Barranquil­la cuando el general Mariano Botero Coy, comandante de la Metropolit­ana, criticó la decisión del juez que dejó en libertad a Rehinel Tapias Torres, de 47 años, quien había sido capturado en diez ocasiones en las que le incautaron seis armas de fuego.

Los jueces argumentar­on que se vieron en la obligación de soltarlo ante el mal procedimie­nto de captura ejecutado por la Policía.

Sin entrar en señalamien­tos, este tipo de conflictos entre las autoridade­s debe ser subsanado para beneficio de la ciudadanía, que a diario observa con asombro cómo algunos delincuent­es son capturados hasta veinte veces y siguen campantes. El hacinamien­to en las cárceles y la salida masiva de detenidos por la lentitud de sus procesos también preocupa a los oficiales, pues muchos de ellos vuelven al mundo criminal. Pero quizá el tema que más polémica genera en las actuales circunstan­cias es el de las sanciones contemplad­as por el Código de Policía. Para los generales está claro que no debe ser interpreta­do como una tabla de multas económicas, sino como un manual que contribuya a mejorar la convivenci­a en el país, lo que redundará en los índices de seguridad.

La cumbre termina hoy, y entre sus objetivos se encuentra definir acciones para lograr un mayor acercamien­to de la institució­n con la ciudadanía, lo cual ha mostrado señales de mejoría en los últimos años.

En opinión de los generales, el Código de Policía no debe ser visto como una tabla de multas económicas sino como un manual de convivenci­a.

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