El Heraldo (Colombia)

El maltrato de Mr. Dokic a su Jelena

- Por Dagoberto Escorcia G.

Jelena Dokic estaba destinada a ser una de las estrellas del tenis a principios del 2000. Emergió como nacen al mundo de la fama muchas niñas prodigios: explosivas, de la nada. En la primera ronda de Wimbledon, en 1999, con apenas 16 años, con una temporada en el circuito profesiona­l, siendo la 129 del mundo, y después de pasar la fase previa del torneo más grande, Jelena barrió en la primera ronda a la principal favorita y entonces número uno mundial, Martina Hingis, por 6-2 y 6-0. Era la tercera vez en la historia de Wimbledon —cuna del tenis— que una desconocid­a, precoz, eliminaba en el primer partido a la mejor raqueta del torneo.

Dieciocho años más tarde, esa niña precoz, acaba de contar una autobiogra­fía aterradora: “esto no es una historia más de tenis. Es una historia de superviven­cia”, anunció días antes de presentar el libro ‘Unbreakabl­e’ (Irrompible) que ha escrito la periodista Jessica Halloran.

“La rudeza sorda en su voz lenta y fuerte me dice que está borracho. Conozco ese tono: es el del vino blanco y probableme­nte de algunos tragos de whisky. Está enfadado. Furioso porque perdí. Su voz retumba por el teléfono: “Eres patética, eres una vaca sin esperanza, no vuelvas a casa. Eres una vergüenza. No puedes quedarte en nuestro hotel”. “Pero papá”, le dijo suplicándo­le. “Quédate en Wimbledon y duerme allí en algún lugar”.

El relato de Jelena no pertenece a ese Wimbledon en el que sorprendió al mundo. Correspond­e al siguiente año (2000) y sucede unas horas más tarde de perder en semifinale­s con Lindsay Davenport. La niña, de 17 años, tuvo que quedarse en el vestuario del All England Club hasta que la encontró una señora de la limpieza. Esta llamó al juez árbitro del torneo, que solucionó la noche a la ya entonces número 43 del mundo.

Pero no es la peor revelación que hace Jelena de su padre en el libro. Ella denuncia que Damir, un ex boxeador, la empezó a maltratar desde el primer momento que la puso a jugar tenis. “No sólo hubo dolor físico, sino también emocional. Eso fue lo que más me dolió”, escribe Dokic. “Tengo mucha suerte de seguir aquí. He pasado por cosas mucho peores. Y cuando pasas por algo así, un partido de tenis es algo fácil”.

La humillaba verbalment­e, pero también la escupía, le pegaba con el cinturón y le daba patadas. Y cuenta que en uno de esos ataques de su padre, Jelena perdió el conocimien­to. Mucho de lo escrito en la autobiogra­fía era un secreto a voces dentro del tenis. Damir fue expulsado del circuito y muchas veces arrestado por amenazas, por escándalo, por posesión ilegal de armas. Todo un mal bicho. Ella nunca lo denunció. Y hoy, pese a todo, dice: “No odio a mi padre”.

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