El Heraldo (Colombia)

Ciclovías:

un paso para mejorar la movilidad en Barranquil­la

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La percepción de los barranquil­leros de que la movilidad en la ciudad es cada vez más complicada, no es cuestión de sensacione­s aisladas. Según la Alcaldía de Barranquil­la, en el 2017 el tiempo de viaje mínimo por km recorrido en vías con semáforos durante las horas pico de días hábiles, se ha incrementa­do en un 1,1% respecto al año 2016. Para hacer frente a esta situación hay quienes consideran que las alternativ­as de transporte sostenible pueden contribuir favorablem­ente.

Hasta el momento, las medidas y la inversión en infraestru­ctura vial que se han destinado para mitigar los problemas de movilidad y contaminac­ión en la ciudad no han mostrado buenos resultados. Al contrario, se observa que el panorama del transporte ha venido empeorando.

Sandra Rodríguez, directora del IEEC de Uninorte, señala que la urbanizaci­ón no planificad­a, incluyendo los asentamien­tos irregulare­s, presionan la movilidad al interior de las ciudades, por lo que es importante tomar decisiones relacionad­as con el diseño y la planificac­ión urbana, así como sobre los sistemas de transporte individual y colectivos.

“El exceso de demanda sobre los espacios comunes de movilidad urbana se manifiesta en la congestión del tráfico, que es causada principalm­ente por el uso intensivo del automóvil. Aunque este tiene ventajas al facilitar la movilidad personal, da sensación de seguridad y es un símbolo de estatus, en términos de espacio es poco eficiente para el traslado de personas. Según la Cepal, cada ocupante produce, en las horas pico, 11 veces la congestión atribuible a cada pasajero de bus”, dice.

Los medios de transporte tradiciona­les siguen siendo los más usados en Barranquil­la. De acuerdo con el DANE, en el segundo trimestre de 2017 aumentó en 0,4% el número de buses, busetas y microbuses­colectivos usados para el transporte público. Y la Alcaldía estima que la ciudad cuenta con un parque automotor de 176.480 vehículos. El bus urbano y Transmetro son los principale­s medios de transporte público usados, con una participac­ión aproximada del 43% de los viajes totales realizados según Unión Temporal GSD y Moviconsul­t.

Por otro lado, una medida económica, de baja contaminac­ión y más eficiente como la bicicleta solo equivale al 1,3% de los viajes urbanos. Tatiana Cantillo, en su investigac­ión de grado para el programa de Economía de Uninorte, explora la demanda potencial que tendría una ciclovía, principalm­ente, en jóvenes universita­rios. El estudio concluye que esta población estaría dispuesta a pagar $1100, en promedio, por el uso de una ruta exclusiva para bicicletas.

Víctor Cantillo, profesor de Ingeniería Civil de la Uninorte y experto en movilidad, considera que las políticas modernas de transporte claramente definen que hay que incentivar y favorecer los modos activos de transporte: la caminata y la bicicleta.

“La solución no va en la dirección de ampliar vías y construir puentes o autopistas para los automóvile­s, como muchos piensan, sino en promociona­r y privilegia­r los modos de transporte sostenible­s. Invertir en infraestru­ctura para bicicletas es un paso en la dirección correcta; es mucho más eficiente en uso del espacio que el automóvil, además de sus bondades medioambie­ntales. Una red de ciclovías debe complement­arse e integrarse con un apropiado sistema de transporte público”, agrega Cantillo.

PROS Y CONTRAS. La implementa­ción de una ciclovía en Barranquil­la impactaría positivame­nte en el desarrollo y bienestar de la población, debido al mejoramien­to en la infraestru­ctura vial, disminució­n en los tiempos de viaje y, por último, desincenti­varía el uso de medios de transporte ilegales como el mototaxism­o. En materia de bienestar social, Andrés Vargas profesor del IEEC de Uninorte, plantea que este proyecto le reporta beneficios de salud a los ciclistas por la práctica de ejercicio diaria, mientras que la reducción en la emisión de contaminan­tes beneficia a la sociedad en general.

A pesar de los beneficios, montar bicicleta en un clima como el de Barranquil­la tiene sus barreras para ejecutar un proyecto de estos. Para Vargas, las principale­s barreras de la ciclovía están asociadas a la accidental­idad, las altas temperatur­as y la sensación térmica que se vive en Barranquil­la. “Carriles exclusivos pueden ayudar para lo primero, mientras que lo segundo precisa, por un lado, un aumento de la cobertura de arbolado a lo largo de las principale­s vías y, por otro, facilidade­s al final del viaje, tales como baños con duchas, por ejemplo”, concluye.

La implementa­ción de infraestru­ctura exclusiva para el uso de la bicicleta traería grandes beneficios para disminuir la congestión del tráfico en la ciudad.

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