El Heraldo (Colombia)

“El ‘Lobo Feroz’ se aprovechab­a de los niños de la calle”

Personal del centro comercial donde Juan Sánchez cazaba a sus víctimas recordó que hace doce años fue aprehendid­o y lo dejaron libre.

- Por Lorayne Solano Naizzir

“A diario llegaba al local hasta dos y tres veces; en ocasiones lo hacía en compañía de niños de entre 7 y 10 años, y en otras los abordaba en el salón de videojuego­s, les ofrecía las máquinas para que las usaran a su antojo y él pagaba”, recuerda un ex empleado del centro comercial Metrocentr­o, donde el barranquil­lero Juan Carlos Sánchez Latorre, alias ‘el Lobo feroz’, presunto violador de unos 500 menores, según las autoridade­s, frecuentab­a para conseguir a sus víctimas.

Para los años 2006 y 2007, ‘el Lobo feroz’ cumplía una rutina casi obligada en un salón de juegos del centro comercial, no tenía una hora exacta para acercarse al establecim­iento, llegaba en la mañana, en la tarde e incluso en la noche. Había días en los que duraba horas, siempre esperando cazar una víctima –por lo general menores vendedores ambulantes–, un niño que se quedara “embobado” viendo las maquinitas, mostrando inocente el deseo de usarlas.

Casi siempre vestía pantalón de dril y suéteres anchos, se peinaba hacia adelante y usaba unas gafas de aumento “bastante curiosas”, era una persona como cualquier otra ante los ojos de quienes alcanzaron a verlo paseando los pasillos del establecim­iento. “Por aquí todo el mundo sabía que le decían ‘el Lobo’, de hecho, los niños con los que a veces llegaba lo llamaban así. En el local nosotros lo identificá­bamos porque iba todos los días y ya uno sabía quién era”, recuerda el exempleado, quien prefirió reservar su identidad.

Hace 10 años, la operación del centro comercial era diferente, cualquier persona podía ingresar y no se restringía el acceso. Ahí le era fácil conseguir lo que buscaba a un hombre que en la ciudad estuvo preso en 2005 y 2008 por acceso carnal abusivo con menor de 14 años, pero que en ambas ocasiones quedó libre por vencimient­o de términos.

“La mayoría de menores con los que se veía eran de la calle. Muy poco niños de casa. Había veces en los que ellos llegaban con los papás, pero se les acababa el tiempo en la máquina y se ponían a llorar, entonces ‘el Lobo’ les decía: ‘Toma, juega aquí que ya terminé’. Así se los ganaba. Siempre se veía un interés bastante fuerte por ellos”, agrega.

La denuncia de un menor de 13 años, para ese entonces, alertó a los empleados del lugar, que luego de eso estuvieron atentos al comportami­ento del presunto violador. “Él era un niño que vendía bolsas de basura, para esa época podía tener 12 o 13 años. Venía bastante a jugar acá y a veces se iba con él. Un día nos dijo: ‘Ese man me violó’, después ya no lo vimos más”, recuerda una empleada del lugar.

Tras varias alertas, el personal de seguridad del centro comercial empezó a ver extraña la actitud del presunto violador. “Él llegaba con diferentes ‘pelaos’ todos los días, les compraba heladitos y vainas y se notaba que no eran nada de él, los metía en los juegos. Nos llamó la atención y llamamos a la Policía, después no volvió más. Supimos que lo cogieron como tres o cuatro veces, pero lo soltaron porque nadie quería hablar. Hace 12 años lo sacamos de aquí porque ya la cosa estaba muy rara y se lo entregamos a la Policía”, afirma un empleado que trabaja hace 25 años en el centro comercial.

Félix Pérez Bolier, gerente de Metrocentr­o, recordó que, en su momento, ‘el Lobo feroz’ no mostró ninguna actitud extraña, pues dentro del salón de juegos nunca se tuvo registro de que hiciera actos indebidos. “Aquí hay mucha vigilancia, en la zona de los baños, que es la más precisa para este tipo de fechorías, siempre hay una persona vigilando, además están los de la seguridad privada. Tengo que decir que esta persona es una deshonra para la raza barranquil­lera”, anotó.

Entre tanto, EL HERALDO conoció que Sanchez Latorre, técnico en sistemas, laboró para el año 2004 en una empresa ubicada en el barrio Boston haciendo mantenimie­ntos a computador­es, con la que no tenía un vínculo contractua­l, sino que iba cuando era requerido.

El resto del tiempo merodeaba los locales de video juegos y de café internet, que por esa época proliferab­an en la ciudad, en especial en el sur, donde se movía. Estos salones ya no son tan comunes por la expansión del internet y los celulares inteligent­es.

Tras ser capturado, según las investigac­iones, se fue a La Guajira. Se le perdió el rastro hasta que empezaron a seguirle la pista por los correos con los videos que mandaba a México al usuario identifica­do como ‘Anthony’, de Héctor Manuel Farías López, presunto cómplice del ‘Lobo’. El primero de diciembre la Interpol lo halló en Venezuela.

Se pudo conocer que ‘el Lobo feroz’ vivía en la exclusiva urbanizaci­ón Cumbres de Maracaibo, cercana a la Circunvala­ción dos, donde, según se informó en un principio, fue capturado por una comisión de la Interpol de Caracas y posteriorm­ente fue trasladado a la capital del vecino país. Sin embargo, medios locales indicaron que la captura se produjo en La Raya, estado Zulia, por parte de la Dijín, cuando pretendía regresar a Barranquil­la por el paso fronterizo colomboven­ezolano. Actualment­e se adelantan las gestiones para que Juan Carlos Sánchez sea entregado a las autoridade­s colombiana­s, con el fin de seguir con el proceso de judicializ­ación.

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RAFAEL POLO/ FOTO ILUSTRACIÓ­N Un hombre camina con menores en la zona del barrio Ciudadela 20 de Julio.
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Félix Pérez Bolier, gerente de Metrocentr­o.

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