Retroceder jamás
En junio del 2016 escribí en esta columna cómo en Colombia el Congreso de la República le venía fallando a la salud y vida de sus ciudadanos, habiendo desperdiciado en seis ocasiones la oportunidad de legislar en favor de la prohibición del uso del asbesto, una fibra natural barata, resistente, utilizada por fabricantes de tejas, artículos de hormigón, cemento, yeso, autopartes para vehículos automotores, pinturas y revestimientos, pero causante de mesotelioma (un tipo de cáncer del tejido que recubre los pulmones, el estómago, el corazón y otros órganos), además de cánceres de pulmón, de laringe y de ovario.
Allí mencioné cómo un séptimo intento por prohibir la producción, comercialización, exportación, importación, distribución y utilización del asbesto había sido hundido también en la Comisión Séptima del Senado, a pesar de la suficiente argumentación que demostraba lo nocivo de este material para la salud y la vida, no solo de los trabajadores de áreas de explotación o procesamiento, sino también de habitantes de los alrededores de esas zonas.
En octubre de 2017 nuevamente abordé dicho tema, reconociéndole en ese momento a la citada Comisión legislativa que finalmente hubiera aprobado en primer debate el proyecto de Ley ‘Ana Cecilia Niño’ (quien justamente había muerto de mesotelioma generado por asbesto y quien hasta el final de sus días fue una luchadora contra su uso), que prohíbe el uso del asbesto en todo el país y que fue impulsado con el respaldo del ejecutivo.
Esta semana se ha conocido un informe de la Contraloría General de la República que pide prohibir todo tipo de asbesto en Colombia, asegurando que “al año se identifican por lo menos 540 casos de cáncer de pulmón en el país por asbesto”, instando por esa razón al Congreso colombiano a avanzar en el proyecto de ley que busca su prohibición y cuya aprobación en primer debate, como lo dije antes, ocurrió en el pasado octubre, dada la necesidad de “implementar un esquema legislativo que trascienda de la implementación segura de asbesto a la prohibición de la producción, comercialización, exportación, importación y distribución de cualquier variedad de asbesto”.
Lógicamente que en esta fase legislativa el proyecto de ley enfrentará un pulso muy fuerte, especialmente contra las empresas productoras de asbesto en el país, tal y como se puede identificar en las declaraciones del presidente del gremio que las agrupa y que se referencian en el diario El Tiempo, asegurando que el uso controlado del asbesto a nivel industrial “no genera ningún tipo de riesgo para la salud de los trabajadores y de los usuarios finales de los productos, cuando se hace de manera controlada y con apego a las normas”, muy a pesar de la suficiente evidencia científica que demuestra lo contrario.
Por eso, ahora es cuando el Congreso tiene la oportunidad de reivindicarse con la población colombiana, cerrando filas para blindar el proyecto de ley que prohíbe el uso del asbesto. Por Ana Cecilia Niño, por los 540 nuevos pacientes que cada año en los últimos 10 años han llegado a padecer de cáncer de pulmón por el asbesto, por los que han fallecido y por todas sus familias, señores parlamentarios, por favor no dejen que se caiga este proyecto de ley y jamás retrocedan en ese propósito: Colombia se los agradecerá, si no, ¡se los reclamará!