El Heraldo (Colombia)

¿Quién responde?

- www.cecilialop­ez.com Por Cecilia López Montaño

De crisis en crisis vivimos los colombiano­s sin que nunca quede en claro los responsabl­es. Peor aún, cuando es inevitable que aparezcan los que cometieron los errores, jamás les pasa nada. El jueves anterior, la Superinten­dencia de Sociedades mediante el auto número 400-000601 de enero de 2018, decretó la apertura de liquidació­n judicial de la sociedad Navelena. Preocupan las razones para esta decisión: según sus propios reportes, la sociedad está en situación crítica porque presenta obligacion­es vencidas a más de 90 días que superan el 10 % del pasivo social y está por lo tanto imposibili­tada para cumplir con su función social.

Navelena nace como un consorcio del sector de construcci­ón formado por Odebrecht y la colombiana Valores y Contratos S.A., cuyo objetivo era participar en el proyecto para recuperar la navegabili­dad del río Magdalena. Entre sus múltiples responsabi­lidades aparecía el manen tenimiento de la navegabili­dad entre Barranquil­la y Puerto Salgar, y todas las obras deberían ser ejecutarla­s durante un período de seis años. Fue Cormagdale­na la que adjudicó este contrato de asociación a Navelena, gracias a cuyas obras en el 2021 deberían volver a ser navegables 908 kilómetros entre Puerto Salgar y Barranquil­la. Se agrega además que esta corporació­n es una Empresa Industrial y Comercial del Estado colombiano, cuya suerte le incumbe a todo el país.

Al margen de sus problemas con su socio Odebrecht, a quien todavía no se le acaban de esclarecer sus culpas y las de sus miembros, lo importante además es saber quiénes tienen que asumir las responsabi­lidades por este descalabro que deja nada menos que al río Magdalena por fuera de las necesarias soluciones de transporte de bajo costo en el país. En primer lugar, los gerentes de Cormagdale­na que realizaron este convenio de asociación tienen que, por lo menos, dar explicacio­nes, a ver si algún día se tiene claro qué fue lo que pasó con este fracaso con inmensos costos nacionales y regionales.

En segundo lugar, los directivos de Navelena, su gerente y los miembros de su junta directiva no pueden pasar de agache como si nada tuvieran que ver con esta lamentable situación. Y, con mucha pena, los gobiernos locales: Gobernació­n del Atlántico y Alcaldía de Barranquil­la, a quienes se les hizo saber por parte de expertos en temas ambientale­s y de navegabili­dad, que era evidente que este, más que un importante proyecto, era simplement­e un contrato. Así se dijo claramente en la reunión del Foro Nacional Ambiental que se realizó en Barranquil­la, precisamen­te para alertar a las autoridade­s locales –gobernador del Atlántico y alcalde de la ciudad– sobre los grandes problemas de este convenio y sobre la forma como estaba actuando Navelena.

Por los costos para Barranquil­la y el país, y por estar varios barranquil­leros involucrad­os en esta crisis de la entidad, deben responder aquellos a quienes les correspond­e hacerlo y asumir el costo de sus errores.

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