El atentado también cobró dos víctimas de cuatro patas
Dos caninos también murieron durante la detonación. No estaban adscritos a la institución, pero sí eran compañeros de los uniformados que llegaban cada día al punto para comenzar su jornada. “A uno le decían ‘La Negra’ y ellos los querían mucho. Les daban comida todos los días y andaban al pie de ellos”, dice Amparo Peña, propietaria de la tienda vecina.
“Justo anoche un policía le estaba dando un pedazo de salchichón, y él lo abrazaba con mucho amor”, agrega la mujer, que cuenta que en el momento de la explosión estaba barriendo la terraza.
Los vecinos dicen que siempre estaban con ellos, y que a la hora de la formación también se ubicaban.
Luz Estela Ordoñez, directora de la sociedad protectora de animales y medio ambiente de Barranquilla, “rechaza estos actos demenciales”. “Cobró estas dos víctimas, animales que hacían parte de los uniformados del CAI, a los que ellos querían y cuidaban”.
En bolsas plásticas de color rojo fueron recogidos los restos de los dos perros, y entregados a Gunther Kook Olivella, capellán animal ambiental de Barranquilla. “Ellos merecen que les demos cristiana sepultura por ser unos seres llenos de amor”, dice el protector animal. ‘Stiven’, otro perro del sector, resultó herido, pero gracias a la reacción de sus compañeros bípedos logró salvarse. “Él acompañaba todos los días a nuestros compañeros en las formaciones. Está fuera de peligro”, dijeron.