“Ellos se mudaron de la casa cuando salió el volante ‘Se buscan’”
Jefferson Torres habría llegado al domicilio de Dalila Duarte en diciembre.
En el apartamento 101 de la casa azul ubicada en la carrera 5A # 57-109, del barrio Altos de la Metropolitana de Soledad, estuvo alojado desde la primera semana de diciembre Jefferson Torres Mina, uno de los sospechoso de haber planeado y ejecutado los dos atentados terroristas en contra de la Estación San José y el CAI de Soledad 2000.
El inmueble, de cuatro metros de ancho por dieciocho metros de largo, estaba habitado por Dalila Duarte Martínez y Nilson Mier, la pareja que le dio posada al hombre de 26 años, oriundo del Cauca. “Ahí vivía la señora con su esposo y una muchachita que a veces venía. El muchacho moreno alto llegó en diciembre”, cuenta Daniel Lujano, habitante del apartamento contiguo.
“Yo llegué aquí en noviembre y ellos ya estaban ahí. Era una familia común y corriente, lo saludaban a uno y todo normal. Se la pasaban con la puerta abierta y viendo televiEn sión; esta estera nunca la abrían. El moreno siempre se fumaba un cigarrillo sentado allá, pero nunca estaba en la noche hasta muy tarde”, agrega.
El 24 y el 31 de diciembre festejaron sentados en la terraza, según cuentan algunos moradores, y compartieron hasta altas horas de la noche.
En la casa hay dos habitaciones, sin puertas, un baño y una pequeña sala que hace también las veces de comedor. En el patio las tejas de eternit cubren la mitad del espacio. Las paredes están recién pintadas de blanco y las abolladuras del techo ya están sanadas. “A mí me contrataron el sábado para pintar, pero ya aquí no había nadie”, dice un joven al tiempo que señala el fondo de la vivienda.
De acuerdo con los vecinos, el 31 de enero, día en que salió publicado el volante en el que las autoridades ofrecían una recompensa de $ 50 millones por información que permitiera la captura de Torres Mina, la familia Mier Duarte abandonó la vivienda que tenían en arriendo. “Cuando llegamos en la noche ya no había nadie ahí. Se llevaron la mayoría de las cosas, pero no alcanzaron a sacar todo. Yo me enteré porque un compañero mío estaba viendo el periódico y le dije: ¿Ese no es el vecino? Fue que caímos en la cuenta”.
La dueña del inmueble, por su parte, asegura que el contrato de arrendamiento lo hizo directamente con Nilson Mier y que a Dalila la vio en diciembre. “El 21 de enero vi a ese muchacho, pero fue la primera y última vez”.