Una amenaza contradictoria
El Eln anuncia un paro armado “ante la negativa del Gobierno de darle continuidad a las conversaciones”, pero la búsqueda de la paz no puede convertirse en argumento para apelar al terrorismo y la barbarie.
La amenaza de un paro armado por cuatro días en todo el territorio nacional, realizada ayer por el Eln, es una contradicción en sí misma, ya que según la propia organización, obedece a “la negativa del Gobierno de darle continuidad al quinto ciclo de conversaciones en Quito”. La búsqueda de la paz no puede ser el argumento para apelar al terrorismo, como ocurrió con los atentados contra la Policía en Atlántico y Bolívar, y como ha venido sucediendo a lo largo de la historia de este grupo guerrillero con las voladuras de oleoductos y los secuestros extorsivos.
“El Eln manifiesta por un lado querer la participación y los derechos visibles de la sociedad civil como eje fundamental de su proceso de paz, pero al mismo tiempo amenaza a esa sociedad civil con un paro armado que atenta contra la vida y la seguridad de los colombianos”, dijo el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, al condenar el anuncio de la guerrilla y asegurar que el Gobierno no se va a dejar amedrentar.
El deber del Estado en este momento es proteger a los ciudadanos de las posibles acciones del Eln, que se han recrudecido desde el 10 de enero, luego de terminado el cese bilateral del fuego pactado en la mesa de negociación de Quito.
Para Barranquilla la amenaza del paro armado tiene especial significado, ya que los días escogidos por la subversión son 10, 11, 12 y 13 de febrero, fechas que coinciden con el Carnaval. Por este motivo, y por la cercanía de los atentados contra la Estación de Policía del barrio San José y el CAI de Soledad 2000, el Gobierno debe demostrar que cuenta con el pie de fuerza, los servicios de inteligencia y los medios tecnológicos para hacerle frente a esta amenaza.
Al respecto, el alcalde distrital Alejandro Char pidió no “hacer eco” de la intimidación del Eln, y el gobernador Eduardo Verano hizo hincapié en la necesidad de retomar las conversaciones.
Ayer, un grupo de 45 personas, entre politólogos, periodistas, escritores e intelectuales de distintas áreas, enviaron una carta abierta al Eln en la que le piden parar su “insensatez asesina”. Todas las manifestaciones de la sociedad civil para frenar esta barbarie deben ser reconocidas, pero la responsabilidad de proteger a los ciudadanos recae sobre el Gobierno y sus Fuerzas Armadas. La estrategia de la guerrilla, según los analistas, consiste en sembrar el pánico para llegar fortalecida a la mesa de negociación y lograr el mayor número de concesiones, como sucedió con las Farc. Por eso el Gobierno no puede mostrar debilidad, ya que se corre el riesgo de repetir muchos de los errores de La Habana.
Para Barranquilla el anuncio del paro armado tiene especial significado, ya que coincide con las fechas del Carnaval.