El Heraldo (Colombia)

Carnaval y política

- Por Roberto Zabaraín rzabarainm@hotmail.com

Aunque oficialmen­te con la Batalla de Flores la cosa comienza pasado mañana, en realidad desde hace varios días estamos en Carnaval, solo que combinado con el camello y a horas no hábiles. El Carnaval es una tradición muy arraigada, y la participac­ión de los niños como protagonis­tas de los eventos garantiza su continuida­d en el tiempo, no importa que la ciudad haya crecido demasiado, que todo se haya vuelto caro y costoso, que por razones económicas y de financiaci­ón a las fiestas se las esté tragando la comerciali­zación, ni que como patrimonio inmaterial toque venderlas nacional e internacio­nalmente para que, además, se refleje en más movimiento de billete para hacedores, costureros, hoteles, tiendas y demás (nada que volvemos al Carnaval Internacio­nal, lo que supondría más extranjero­s gastando y asistiendo a los eventos turísticos), y que mientras palqueros y silleteros hacen su agosto los barranquil­leros se lo viven y se la gozan colmando de bordillero­s los otros dos desfiles en la 44 y en Simón Bolívar, que seguro pronto vendrán más en la medida que la ciudad crece.

Fijo aparecerán disfraces y comparsas parodiando a los políticos con la cercanía de las elecciones, y sobre todo replicando la chiflatina de rechazo a los candidatos farianos, que creyeron que el pueblo era Santos que les acepta lo que sea, y pretendier­on salir a la plaza pública montando las reuniones que acostumbra­n a hacer los políticos a quienes, aunque rechazados por la opinión, la gente se los vacila. Pero a ellos no, y por aquí menos. Está muy cerca el aleve y absurdo atentado terrorista de los elenos a la Estación de Policía San José, que recuerda todo el daño que al país le ha hecho el terrorismo. Se dice que su verdadero candidato es el exguerrill­o Petro, quien puntea en las encuestas, aunque estas nunca aciertan, y ya nadie les cree. Hoy estamos exactament­e a treinta días de las elecciones a Congreso, cuando se comenzará a aclarar el panorama político nacional. Río abajo, está cerca la desembocad­ura, les urge asirse a la boya para no terminar en Puerto Mocho. Queda poco tiempo. Ese voto hay que pensarlo mucho, para no repetir errores. Se necesita cambio.

Pero ahora estamos en Carnaval, temporada de alegría, la reina se ha lucido, cada vez son mejores y más vistosos los desfiles y las fiestas, así que ¡a vivirlo y gozarlo!

Coletilla solidaria: Aquella solidarida­d que movía a que todo aquel que necesitara ayuda era socorrido y atendido, desde orientació­n para buscar una dirección, un chance, o cruzar la calle, está desapareci­endo. Es que medios y redes registran episodios de burundanga y robos variados a quienes de buena voluntad han ofrecido colaboraci­ón. O terminan envainados. El sonado episodio del escolta que en plena vía pública tratando de impedir un atraco se vio atacado a bala, y su reacción como hombre entrenado fue repeler el ataque con su arma de dotación, terminó enredado por nuestras leyes garantista­s. Merecía medalla y recibió encanada. ¿Para cuándo un código penal que nos proteja?

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