Carnaval en el barrio: de disfraces a sancochos
Los vecinos celebran sus fiestas de integración, que alternan con las que se realizan en la Vía 40.
“¿Qué es lo que tiene el Carnaval de ‘Curramba’? Tanto enloquece a la hija como enloquece a la mama”. Es la segunda estrofa de ‘Frutos del Carnaval’, una de las pistas más escuchadas por los barranquilleros en esta época del año e interpretada por Cuco Valoy.
Este fragmento, quizás, describe el sentimiento de los habitantes de la capital del Atlántico en un día como hoy, cuando se inicia oficialmente la fiesta de las ‘carnestolendas’, en la Vía 40 como epicentro. Pocas horas antes de comenzar el desenfreno, las brisas con aroma a espuma y maicena se confunden con los ritmos musicales provenientes de los altoparlantes encendidos en cada casa que respira fiesta de febrero.
Aunque el evento central se desarrolla en la periferia de la ‘Arenosa’, el resto de la ciudad también se engalana con recortes de danzas típicas sobre las fachadas de las viviendas, pasacalles coloridos a lo largo de la cuadra, equipos de sonido en las terrazas, cajas apiladas llenas de cervezas y ollas de gran tamaño donde cocinarán el sancocho.
Uno de los barrios populares de Barranquilla y caracterizado por la alegría de los moradores es Me Quejo, el mismo que es mencionado en el tema musical de Cuco Valoy: “Después del Carnaval, la gente de Me Quejo se vive quejando”.
Allí se prepara una verbena desde horas antes al inicio de la Batalla de Flores, liderada por su reina popular, Carolina Herrera, y amenizada por la música reproducida por un picó y el infaltable sancocho de Marlene, quien también fue reina popular en 2016, pero de la tercera edad.
“Nos quejamos porque queremos que el Carnaval sea los 365 días”, son las palabras de la beldad para explicar lo que se escucha en la canción.
En el siguiente verso de ‘Frutos del Carnaval’ el turno es para el Barrio Abajo, donde “lo bailan bajito y si no te bajas, te empujan, te jalan”. Acá la alegría es diferente, teniendo a la Casa del Carnaval como vecina y cuna de marimondas y garabatos.
Los turistas se mezclan con los residentes, quienes ‘maquillan’ sus inmuebles, preparan la sopa, mientras se visten con la mejor ‘pinta’ carnavalera. Otros deciden asistir a la integración en el Par Vial.
“En los días de Carnaval hacemos sancocho de guandú o de pescado, armamos la recocha de aquí pa’ allá, de allá pa’ acá, se echa agua, maicena, pero solo entre mis hermanos, mis hijos y yo”, dice Griselda De la Rosa, quien, sin recordarlo en el momento, asimila su descripción con la estrofa que Cuco Valoy le dedica a este barrio.
Rebolo, por su parte, se reporta desde el primer día de fiesta con la danza del Paloteo Bolivariano y la Gran Danza Barranquilla, en el desfile del Rey Momo sobre la calle 17 y en la Gran Parada dominical. Extrañamente, son escasos los reboleros que han decorado sus casas, pues la inseguridad los ha obligado a guardar prudencia en estas fiestas, según manifiesta Luisa Orozco.
“Hemos dejado de celebrar, pues antes nos reuníamos con los vecinos y llegaban jóvenes de otros barrios a buscarle peleas a los nuestros”, explica la precursora de las danzas, quien agrega que prefieren integrarse en la playa, donde no falta el sancocho de pescado.
Y así como lo expresa la otra parte de la canción —“Y en Rebolo, después que muere Joselito lo meten en un cajón. Lo meten, lo sacan”—, los habitantes de este barrio viven en el dilema de disfrutar de las fiestas o alejarse de ellas para evitar líos.
Finalmente, ‘Frutos del Carnaval’ concluye su tema clásico en Las Nieves, donde “te pintan de blanco”. Ahí, un grupo de 12 personas se reúne para celebrar el lunes de Carnaval la fiesta de vecinos desde las 10:00 a.m. Las porciones de sopa no son vendidas: se comparten, y beben licor, mientras untan sus rostros de más maicena, sin discriminar edad.
MARLENE CARBONELL Habitante de Me Quejo “En mi casa, todos los fines de semana son de Carnaval”.