El desarme no es suficiente
La deuda de las Farc es muy grande y los colombianos la quieren cobrar en la plaza pública con insultos y chiflidos a sus candidatos. Está visto que haber abandonado las armas no es suficiente. En la mesa de La Habana quedaron demasiadas preguntas sin resolver.
Ni el Gobierno ni las Farc quisieron ocuparse de ellas y son muchas las personas que hoy exigen respuestas en las manifestaciones públicas. Los vínculos de las Farc con el narcotráfico, el reclutamiento obligado de menores y los abusos a las niñas combatientes, relatados hoy con crudeza por varias de las víctimas, son algunos de los asuntos que quedaron pendientes por parte de los negociadores del grupo guerrillero, que hoy pretenden llegar al Congreso y a la Presidencia sin untarse ni mancharse. Decirle adiós a las armas es sin duda una enorme manifestación de la convicción íntima que asiste a los jefes de las Farc de buscar por la vía electoral lo que no pudieron lograr con fusiles y morteros. Esa valerosa y riesgosa apuesta también tendrá que ser reconocida por quienes hoy desatan su furia contra Timochenko y Márquez. En otras oportunidades así ha sucedido, como de hecho hoy ocurre con los exguerrilleros Gustavo Petro y Antonio Navarro, quienes han sido elegidos alcaldes de Bogotá y Pasto, respectivamente. El primero aspira a la Presidencia y es favorito en las encuestas, mientras que el segundo quiere ser alcalde de Bogotá por el Partido Verde.