Cuentas de cobro con rechiflas
A nadie le gusta que lo chiflen y le lancen tomates y huevos crudos, sea candidato o Presidente. A todos nos gusta ser vitoreados y aclamados. Pero tanto las rechiflas como los aplausos se tienen que ganar. No son gratis. Punto. Los huevos y tomates que le arrojan a Timochenko son producto de los “cilindros bomba” y los “morteros” que en su época de combatiente de las Farc lanzó contra centenares de poblaciones en Colombia. “Que agradezca que nosotros le lanzamos tomates y no bombas”, dijo uno de los manifestantes en Armenia. Después de más de cincuenta años de ensañarse contra la población civil, lo extraño no es que a Timochenko lo chiflen, lo extraño sería que lo aplaudieran. Ahora el candidato presidencial de la Farc tendrá que ganarse a pulso los aplausos, de la misma manera que se ganó a pulso las rechiflas. Así funciona el sistema democrático, el mismo que quiso derrotar por la vía armada pero fracasó en su intento. Esas son las reglas de juego a las que se sometió cuando firmó la paz con el gobierno de Santos, el mismo Santos al que también rechiflan, quienes consideran que “entregó el país a las Farc”. La gran diferencia es que a Santos ya no le importan las rechiflas, porque va de salida de la Presidencia, mientras que a Timochenko si, porque quiere llegar al puesto que hoy ocupa Santos. Mientras a Santos las rechiflas le resbalan a Timochenko las rechiflas le preocupan, tanto que decidió suspender su campaña proselitista.