La huella de la cumbia en la Gran Parada Carlos Franco
Los 128 grupos culturales, afiliados a AGFA, fueron aplaudidos en el trayecto de más de 5 kilómetros ➲ Comparsas y danzas de toda la Región Caribe participaron.
La cumbia fue el ritmo que reinó en la Gran Parada del Carnaval de la 44. El legado de Carlos Franco es la huella del desfile homenaje al folclorista fallecido hace 28 años. La niña Gabriela Pérez y su maestra de cumbia de los Cumbiamberitos de San José, Elsy Barrios, admitieron que no sabían quién era el folclorista. Pero en el movimiento de sus pies, de su cintura como el péndulo de un reloj, su cabeza levantada, el desparpajo y galanteo de su pareja, se manifestó uno de los principios de Franco: “el arte de saber bailar la cumbia”.
Matilde de Fernández, directora de los Cumbiamberitos, apareció vestida de cumbiambera de blanco y tela de cuadros, maquillaje suave y una flor en la cabeza, para reconocer que Gabriela y Elsy no saben el aporte que dio Franco a la cumbia y los grupos folcóricos, pero “aprendí de Franco la cumbia tradicional y eso lo tienen nuestros niñas y niños”.
Veintidós cumbiambas participaron en el mayor bloque del evento de la Asociación de Grupos Folclóricos del Atlántico (AGFA) que se desplegó ayer desde la carrera 27 con 70C hasta su final en la calle 47 con carrera 21. Édgar Blanco, presidente de AGFA, dio la orden a las 2:06 pm. “Es el mejor desfile del Carnaval”, expresó Blanco con cámara fotográfica en mano.
Las sirenas del bus antinarcóticos de la Policía abrieron el recorrido de más de 5 kilómetros. “Un aplauso para la Policía”, gritaba el público, aunque no faltó la mujer bromista a los uniformados.
Y el primer disfraz que apareció fue el de un bogotano, que vive hace más de una década en Barranquilla, con uniforme militar.
Armado hasta los dientes, gafas de sol, pañoleta en el cuello negra de un batallón nacional, bazuca de plástico pintada de negro y una dentadura alterada, se acercó para decir que anda buscando a los del Eln.
Amado, como se identificó, afirmó: “Estoy buscando a los elenos. Se metieron con la gente más tranquila del país. Soy un patriota y guardián del Carnaval de Barranquilla”.
Este año el orden del desfile se definió pensando en el público, precisó Édgar Blanco. Luneta 50, la organización cultural que promueve el teatro, apareció con su puesta en escena rodante la “Tropa de Melquiades, hombres y pájaros”. Cada hombre con su pájaro exhibía en una camiseta a uno de los integrantes. Los artistas, músicos de Bélgica, México, Venezuela y colombianos cantaban sobre la relación de mujeres y hombres con los pájaros: “Lo caza, lo cuida y lo amansa”.
La inclusión y diversidad de la Gran Parada tuvo a la Corporación del Carnaval Gay con sus reyes, muy escrutados por los niños y jóvenes, antes de la aparición bulliciosa de los tráileres con locutores de emisoras de la ciudad.
Los disfraces aparecían entre el primer tráiler de las marimondas de la Universidad de la Costa (CUC), los indios caribeños de Las Gardenias y uno que otro vehículo patrocinado. La loca apareció con sus ojos desorbitados, vestuario ripiado y dentadura desaseada para asustar a un policía. “Carga una roca parece que me la fuera tirar a mí”, sonrío y algo asustado un sargento del centro del país. A este mismo oficial, el disfraz de Osama Bin Laden lo sorprendió diciéndole: “Te vi hace años atrás en este desfile como cabo y ya eres sargento”.
“Es que este es el verdadero carnaval, del pueblo el original, puro pueblo”, expresó Tito José Crissien, quien encabezó Las Marimondas de la CUC.
El contagio hace que hasta los más pequeños saquen sonrisas a los hacedores del Carnaval. Al disfraz del mosquito dengue los niños le gritaban:¡Abeja!.
La reina de la 44, Andrea de Alba, repartió besos y saludos con un sol de justicia sobre su cara. Su tráiler traía de cola toda una tradición de hacedores y disfraces innovadores que rompen con moldes y atraen miradas.
José Ramón Moreno cada tres años incorpora disfraces. “Los Diablos de Oriente, las Orugas pasaron por el Carnaval de la 44, y se extinguieron. Ahora aparecieron los Centuriones. Mirando un video del Carnaval de Brasil me surgió su creación”, contó Moreno.
A Carlos Franco había que seguir buscándolo entre la veintena de cumbiambas. Una niña de dos años, vestida de pollera y seguida por su madre, se quedó paralizada con el “guepajé” de las 20 parejas de los Tulipanes de Puerto Colombia. Hasta que el palo sacudió la tambora y siguió su camino. Óscar González, director de los Tulipanes, explicó que están recogiendo un legado. “Estamos manifestando la cumbia cadenciosa de Franco. Estamos haciendo la tarea”.
Mónica Hernández, espectadora del evento desde hace 13 años, pidió que el bloque de cumbia, se presentara fraccionado. “Me gustó lo del grupo de teatro y pido que la cumbias no se presenten en un mismo grupo”.
Antes de ser interrumpido por una pelea entre dos espectadores, que controló la Policía en la carrera 27B con 70C, el desfile cerró con un bloque de comparsas del Huila, Cundinamarca, de Bolívar, Magdalena, Córdoba y danzas del carnaval como el Paloteo Reformado.
La gaita, fandango, bambuco, samba, champeta pusieron el colofón de una Gran Parada con mucha cumbia y la memoria de Franco, pedagogo de la cumbia.