Lo que no se alcanzó a ver en la gran pista de la Vía 40
Marimondas con pestañas y abuelitas de Blanca Nieves, entre las curiosidades que deja el desfile con más brillo y fantasía del Carnaval de Barranquilla.
Que se acabe el agua, se desgasten los zapatos y se corra un poco el maquillaje, pero que no se apague–nunca– el baile y la fantasía que ilumina la amplia Vía 40 con la tradicional Gran Parada de Comparsas. Fue esa magia la que hizo que un joven integrante de las Casas Distritales de Cultura se decidiera a confesar en su hogar la pasión que siente por las danzas, aunque al principio no lo apoyaran. Hizo también que durante los cuatro kilómetros del desfile brillaran más las sonrisas, pintadas de escarcha. Que le ganaran al los percances, al sol y al cansancio.
Para contrarrestarlos, el rey momo infantil, Samuel Martínez, se preparó en la madrugada a punta de sancoho y ñame con queso. Con ese suplemento entonó ‘El Vacile’, canción que invita a brincar y saltar porque “ya llegó el Carnaval”.
Para retarlos, Shadya Londoño se trasnochó jugando la noche anterior, sin importar que su alarma de ayer sonara a las 6 de la madrugada. Se despertó y bailó como si nada, como si todo, producto de esa fantasía de comparsas.
“Si te das cuenta ella le gusta bailar más en el lado izquierdo. Shadya cree que la reinas deben ser del pueblo y por eso prefiere acercarse a los niños cuyos padres quizás no tienen para pagar un palco”, contó su mamá, Glennys Fernández, mientras bailaba en la calle.
El desfile deja postales increíbles, recuerdos imborrables y unas cuantas curiosidades. El secretario de Cultura Juan Jaramillo, por ejemplo, se toma tan en serio “el que lo vive es quien lo goza”, que baila con las agrupaciones por la calle con una máscara de gorila.
“Voy mamándole gallo a todo el mundo. Un día de estos intentaré hacer las piruetas que hacen los bailarines”, bromeó el funcionario durante el desfile.
En el recorrido se vieron marimondas inusuales con pestañas, bailarines echándose agua en los pies, acompañantes corriendo para suministrar dosis de bocadillos a sus artistas y lesiones superadas con un “solo sigue bailando”.
Al gobernador Eduardo Verano se le vio disfrutando de las comparsas en un palco, entre un mundo de gente porque “este fue el único puesto que encontré. Ya estaba lleno”, dijo entre sonrisas, mientras presentaba a los hermanos y familia que arribaron a Barranquilla, especialmente para atestiguar de esa magia del Carnaval de Barranquilla.
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