¡A las buenas!
Desde el año 2011 el Ministerio de Medio Ambiente creó la Dirección de Cambio Climático, mediante el Decreto 3570, y desde entonces en Colombia se desarrollan constantes actividades que buscan disminuir las causas de este fenómeno ambiental y mitigar sus consecuencias como en otras partes del mundo. Con- venios internacionales organizados por las Naciones Unidas, junto con la reciente reunión del FMI en Davos (Suiza), han dado a entender a las autoridades y organizaciones empresariales de todo el mundo que el fenómeno de Cambio Climático necesita un largo camino para su control o mitigación.
Podemos decir que en Colombia hay muchas empresas e instituciones que de alguna manera contribuyen (a las buenas), con sus permanentes actividades. Por ejemplo: las diversas plantas de energía solar y eólica que ya están al servicio de la industria o la comunidad: Tecnoglass, en Barranquilla; Empresas Púbicas Municipales, en Medellín y Celsia en Cali, entre otras ciudades. Localmente, dentro del Instituto Alexander Humboldt de Barranquilla tenemos un pequeño conjunto de celdas fotovoltaicas patrocinadas por Tecnoglass, Universidad del Norte y nuestro Club Rotario Barranquilla Centro para efectos demostrativos.
Además, como acción gubernamental vale mencionar el Decreto 0389 de la Gobernación del Atlántico, de septiembre de 2017, para la creación de un Comité Interinstitucional de Cambio Climático.
Por el lado internacional, están los compromisos adquiridos por los países miembros de la ONU en la cumbre COP23 de noviembre del 2017: dar apoyo a inversiones relacionadas con el clima en los países en desarrollo. Dar al cambio climático la primacía en todas nuestras acciones referidas al clima. Ayudar a los países, ciudades y territorios que tienen planes con referencia al clima. Apoyar las iniciativas que protejan las áreas más vulnerables y financiar proyectos para que los países en desarrollo generen resiliencia al cambio climático; y en el reciente Foro Económico Mundial de Davos, de los cinco riesgos identificados como principales, cuatro son ambientales y climáticos, en opinión de empresarios, líderes laborales y gobernantes asistentes. Pero, así como se presentan y se desarrollan soluciones “a las buenas”, se están presentando soluciones “a las malas” (a la fuerza): Un ejemplo muy reciente y sorprendente es la advertencia interpuesta por 25 jóvenes colombianos (por medio de tutela) que quieren defender su herencia ambiental, para que en su vida de adultos puedan vivir tranquilamente. Por eso exigen a las autoridades que se frene, por ejemplo, la tala de árboles en el Amazonia y se cumplan los acuerdos de París. Se trata del primer caso de tutela contra el cambio climático en América Latina y se originó aquí en Colombia. ¿Será que ya los jóvenes millennials y adolescentes se están compenetrando con los problemas del cambio climático y las consecuencias que tiene para ellos, a medida que ganan años de vida? En todos estos casos, “a las buenas o a las malas”, le corresponde a las autoridades nacionales, departamentales y municipales dar respuesta positiva e inmediata a estas preocupaciones.