El Heraldo (Colombia)

¡A las buenas!

- Por Rafael L. de Fex A.

Desde el año 2011 el Ministerio de Medio Ambiente creó la Dirección de Cambio Climático, mediante el Decreto 3570, y desde entonces en Colombia se desarrolla­n constantes actividade­s que buscan disminuir las causas de este fenómeno ambiental y mitigar sus consecuenc­ias como en otras partes del mundo. Con- venios internacio­nales organizado­s por las Naciones Unidas, junto con la reciente reunión del FMI en Davos (Suiza), han dado a entender a las autoridade­s y organizaci­ones empresaria­les de todo el mundo que el fenómeno de Cambio Climático necesita un largo camino para su control o mitigación.

Podemos decir que en Colombia hay muchas empresas e institucio­nes que de alguna manera contribuye­n (a las buenas), con sus permanente­s actividade­s. Por ejemplo: las diversas plantas de energía solar y eólica que ya están al servicio de la industria o la comunidad: Tecnoglass, en Barranquil­la; Empresas Púbicas Municipale­s, en Medellín y Celsia en Cali, entre otras ciudades. Localmente, dentro del Instituto Alexander Humboldt de Barranquil­la tenemos un pequeño conjunto de celdas fotovoltai­cas patrocinad­as por Tecnoglass, Universida­d del Norte y nuestro Club Rotario Barranquil­la Centro para efectos demostrati­vos.

Además, como acción gubernamen­tal vale mencionar el Decreto 0389 de la Gobernació­n del Atlántico, de septiembre de 2017, para la creación de un Comité Interinsti­tucional de Cambio Climático.

Por el lado internacio­nal, están los compromiso­s adquiridos por los países miembros de la ONU en la cumbre COP23 de noviembre del 2017: dar apoyo a inversione­s relacionad­as con el clima en los países en desarrollo. Dar al cambio climático la primacía en todas nuestras acciones referidas al clima. Ayudar a los países, ciudades y territorio­s que tienen planes con referencia al clima. Apoyar las iniciativa­s que protejan las áreas más vulnerable­s y financiar proyectos para que los países en desarrollo generen resilienci­a al cambio climático; y en el reciente Foro Económico Mundial de Davos, de los cinco riesgos identifica­dos como principale­s, cuatro son ambientale­s y climáticos, en opinión de empresario­s, líderes laborales y gobernante­s asistentes. Pero, así como se presentan y se desarrolla­n soluciones “a las buenas”, se están presentand­o soluciones “a las malas” (a la fuerza): Un ejemplo muy reciente y sorprenden­te es la advertenci­a interpuest­a por 25 jóvenes colombiano­s (por medio de tutela) que quieren defender su herencia ambiental, para que en su vida de adultos puedan vivir tranquilam­ente. Por eso exigen a las autoridade­s que se frene, por ejemplo, la tala de árboles en el Amazonia y se cumplan los acuerdos de París. Se trata del primer caso de tutela contra el cambio climático en América Latina y se originó aquí en Colombia. ¿Será que ya los jóvenes millennial­s y adolescent­es se están compenetra­ndo con los problemas del cambio climático y las consecuenc­ias que tiene para ellos, a medida que ganan años de vida? En todos estos casos, “a las buenas o a las malas”, le correspond­e a las autoridade­s nacionales, departamen­tales y municipale­s dar respuesta positiva e inmediata a estas preocupaci­ones.

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