El Heraldo (Colombia)

Civismo en Carnaval

- Por Cecilia López Montaño

Cuando se compara el comportami­ento de los ciudadanos en países desarrolla­dos con la forma como actuamos los colombiano­s, es evidente que somos un país sin el civismo necesario para asegurar el bienestar de todos los habitantes de nuestro país. Ahora que la basura está de moda por la crisis que ha ocasionado el fracaso de la transición de un sistema a otro en Bogotá, resulta ser un tema sobre el cual la ciudadanía colombiana tiene mucho que aprender. Además, los costeños, como en muchos temas, nos ganamos la mala fama. Este asunto es pertinente al estar en pleno periodo de Carnaval y mirar, por ejemplo, la foto publicada recienteme­nte que muestra cómo quedaron las calles de Barranquil­la después de la Guacherna del fin de semana anterior. Un verdadero desastre, basuras que no tenían porqué estar regadas en plena calle cuando con seguridad algún depósito estaría cerca.

Si eso pasó con una de las actividade­s, ¿qué se puede esperar de la Batalla de Flores, por ejemplo, o de los otros desfiles durante estos días y durante los cuatro que son puro Carnaval? Es hora de hacer una campaña para que no solo sea pacífica –como siempre es esta celebració­n de la alegría del pueblo costeño– sino también una muestra de civismo. Debe pedírseles a los organizado­res de estos eventos que divulguen las reglas para que estas festividad­es no dañen la ciudad, no causen perjuicios a quienes no participen, no dejen toneladas de basuras con la disculpa de que no existen formas organizada­s para depositarl­as.

Y a los ciudadanos: no hay explicació­n posible para que después de uno de los innumerabl­es eventos del Carnaval la ciudad quede en estado crítico. Saber comportars­e no es solamente algo en que los barranquil­leros ya son expertos, divertirse de manera sana y con mínimos eventos de problemas de insegurida­d. Pero falta algo tan importante como lo anterior: cuidar a su ciudad y no dejar la imagen de que no tenemos los niveles necesarios de civilidad para participar en eventos de esta naturaleza.

Como elemento adicional debe anotarse que se espera la llegada de mucho turismo nacional y sobre todo extranjero. Es bueno recordar que el turista sigue el ejemplo de lo que observa en los residentes. No es sino mirar cómo se comportan los colombiano­s en Estados Unidos o en Europa para confirmar que cumplen con las normas establecid­as porque saben que no pueden violarlas porque les costará. Por eso es que el buen comportami­ento de los barranquil­leros con su ciudad es un elemento fundamenta­l para que el turismo no le cause problemas a la capital del Atlántico.

Civismo es la palabra, que no existe ni siquiera en Bogotá, donde es permanente el peligro como peatón, de ser atropellad­o por bicicletas, motos o jóvenes que no le ceden el paso a nadie. Pero como en muchas cosas, Barranquil­la puede darle una lección al resto del país. Sigan divirtiénd­ose, los que no podemos hacerlo por razones de trabajo les tenemos sana envidia.

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