LA CONQUISTA.
Unos 70 grupos participaron del desfile que cumplió 38 años ➲ La carrera 8 ratificó que las mejores fiestas son desde el bordillo.
En el sur de Barranquilla el Carnaval cerró con el desfile bordillero de la carrera 8, que reunió a unos 70 grupos folclóricos coloreados por la fantasía y la tradición. El popular recorrido celebró en esta edición sus 38 años.
Sobre la carrera 8 con calle 44, la espuma y el sol no complicaron ni mortificaron a nadie, los asistentes supieron mover la ‘batea’ y los grupos folclóricos ratificaron su chicle y su sabor. En el sur de Barranquilla, el último día de las carnestolendas se gozó con la Conquista del Carnaval, el popular desfile bordillero que cumple 38 años celebrándose sin interrupción.
Cada año, el sur ha ido ‘descubriendo’ una tradición que se fortalece en la terraza y en la calle, sin palcos, y con la sombra natural que dan los árboles. Es eso lo que más encantó a la reina de la 44 Andrea De Alba, quien abrió el desfile con nostalgia porque su “Carnaval ya se acabó”.
“Lo hermoso de la Conquista es que es un evento del pueblo y para el pueblo, lleno de gente bonita que nos hace sentir mucha alegría. Qué triste que sea el último día”, dijo Andrea, entre los elogios de los asistentes que aclamaron su baile.
El recorrido de colores comenzó sobre las 2 p.m. entre payasos, monocucos y ‘dobles’ que confundieron con su parecido a más de un despistado. En la 8 tres hermanos revivieron al cantante del Binomio de Oro Rafael Orozco, al Cacique Diomedez Díaz y al gran Joe Arroyo. También se preguntó “¿por qué lo vine a conocer señor?” una Patricia Therán más baja y rellena que la original, que doblaba la voz mientras se acercaba la gente para bailarle vallenato. Para todos ellos hubo mucha espuma y por supuesto, aplausos.
En total se presentaron unos 70 grupos folklóricos y al menos 500 disfraces que compitieron por el trofeo institucional Joselito Carnaval. Niños, jóvenes y adultos temieron y rieron con un Drácula que aseguró no tener colmillos falsos, con una ‘loca’ que recolectó la basura que sus hijos botaban en el patio y con los indios pintados que amenazaron a quienes vieran “mal parqueados”.
El payaso ‘Willy’ también se robó varias risas. Bailó alocadamente por la calle y fingió sacar fotos a los asistentes. Cuando mostraba la imagen que supuestamente captaba, resultaba ser un perro flaco, feo y desgarbado.
Además de los disfraces individuales, la Conquista alegró en el sur con sus danzas y personajes de tradición. Uno de los shows más ovacionados fue el de las Marimondas del barrio La Chinita. En un momento pararon su baile y tomaron por brazos y pies a la marimonda más pequeña. El niño sirvió como cuerda para saltar y los aplausos y gritos no se hicieron esperar.
El Congo de Carrizal, los Cumbiamberos de La Ciudadela y el Cumbión La Victoria, entre otros grupos de tradición, engalanaron un desfile marcado por la creatividad y el ingenio caribeño.
Una de las abuelitas del Centro de Vida La Magdalena, de Malambo, se disfrazó a punta de bolsas y elementos reciclables. Con ese
look y un meneo de hombros particular, Ana Cecilia Crau, de 79 años, despertó el cariño y la admiración entre los espectadores, quienes le gritaban “¡bravo!”.
Con ese mismo entusiasmo celebraron el sabor y esfuerzo de las comparsas visitantes, como Son de Negros de Bahía Honda (Magdalena) o Don Abundio y sus Traviesos, de Mompox (Bolívar), así como las salpicadas de fantasía e inspiradas en algún elemento de la tradición carnavalera.
En la 8, cuando en alguna cuadra faltó la música, los niños salían a subsanar esa falla. Entonces entonaban al unísono “y tu me das un like cada vez que me ves”, acompañados de las palmas y festejo de los más adultos.
Ahora todos deberán esperar hasta el próximo año, cuando el Carnaval regrese a conquistar las calles y los barrios de una ciudad encendida por el baile y el calor humano. El que no alcanzó, no quiso o se marchó, como dice la canción: “ay mami ya pa qué”.