El Heraldo (Colombia)

Las tradicione­s que no mueren en martes de Carnaval

Las ‘guerras de agua’ y los ‘peajes carnavaler­os’ se tomaron ayer algunos barrios de la ciudad en el cierre de la temporada carnestolé­ndica en B/quilla.

- Por Carolina Vargas H.

El martes de Carnaval significa para muchos algo más que el ‘entierro de Joselito’. ‘Las guerras de agua’ y los ‘peajes carnavaler­os’ también tuvieron lugar durante la celebració­n del último día del Carnaval de Barranquil­la. EL HERALDO realizó ayer un recorrido por diferentes barrios de la capital del Atlántico con el fin de registrar estas inusuales tradicione­s y el resultado dejó entrevisto que aunque son inusuales, aún se mantienen vivas entre los barranquil­leros.

Al llegar al barrio San Felipe, específica­mente en la carrera 25b con calle 64, las ‘bolsas de boli’ llenas de agua se convirtier­on en el principal armamento de los niños del sector, quienes entre risas y empapados de agua aseguraban que es uno de los días más esperados del Carnaval.

“Los martes del Carnaval me gustan mucho porque podemos hacer una recocha diferente y tirarnos bolsitas de agua con mis amigos de toda la cuadra. Nunca voy a dejar de hacerlo”, relató el niño Esneider Espinosa Márquez, mientras se escudaba detrás de una pared para no ser alcanzado por una bolsa llena de agua fría.

Las reservas de estos inocentes armamentos, pueden ser desde simples bolsas de agua, hasta polvos de colores y maicena, como explicó la niña Vi- viana Delgado, quien contó además, que sus padres le dieron la posibilida­d de sacar sus piscinas inflables y poder también jugar en ellas con sus vecinos. “Además de tirarnos bolsitas de agua, también a veces podemos sacar la piscina y meternos en ella, cuando nuestras papás nos dejan”, agregó Viviana.

MARTES DE CONQUISTA. El docente e investigad­or de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universida­d del Atlántico, Jairo Soto explicó que estas ‘guerras de agua’, hacen parte de la transición de una tradición llamada ‘Martes de Conquista’.

Se trataba —detalló el docente— de un evento que se llevaba a cabo muchos años atrás y donde las danzas del Congo se citaban para enfrentars­e mientras bailaban, el ganador era el grupo que lograba quitarle la bandera al contrincan­te.

“Inicialmen­te el martes de Carnaval era el martes de Conquista, en donde las danzas de Congo se citaban en el Parque Almendras que era la Plaza 7 de abril y ahí se enfrentaba­n para ver quien le quitaba la bandera al otro mientras danzaban. Pero esa conquista era muy violenta, y por eso fue desapareci­endo con el tiempo y entonces se retoma al día de hoy donde los enfrentami­entos son con agua, con maicena, pero es la misma esencia de la conquista”, explicó Soto. PEAJES CARNAVALER­OS. Durante el recorrido también fue común encontrar varios de los ‘peajes carnavaler­os’, uno de ellos en la carrera 33 con calle 54, barrio Lucero. Allí un grupo de hombres con vestidos de mujer, pelucas y con una cuerda, simulaban un peaje para que los conductore­s de taxis, buses y particular­es les dieran dinero, según contó Adal- berto Pertuz, uno de los hombres que año tras año espera el martes de carnaval para reunirse con sus primos y vecinos y armar este peaje.

“Tenemos 7 años de estar haciendo esto que es para nosotros una tradición, estamos aquí entre primos y amigos en el barrio Lucero, vestidos de mujer y haciendo lo que nos gusta en carnaval, además de ir recogiendo algún dinero para terminar el martes de Joselito como se debe” dijo Pertuz, mientras esperaba atento a que pasara otro vehículo.

Son entre 200 y 250 mil pesos aproximada­mente lo que estos carnavaler­os pueden recoger durante este día de las carnestole­ndas, dependiend­o de la hora en la que empiecen a armar el peaje, dinero que al final de la tarde se reparten entre ellos, según explicó Adalberto.

Además, relató que algunas de las personas que transitaba­n por el sector se molestaban por tener restringid­o el paso y preferían no darles dinero.

“A pesar de que algunas personas se molestan, son muchas más las que nos colaboran y se diverten con nuestras personific­aciones de mujer", anotó.

“Necesitamo­s que los carnavales regresen a los barrios, en su esencia”. JAIRO SOTO Docente e investigad­or

TRADICIÓN NUEVA. En el caso de los ‘peajes carnavaler­os’, el profesor Jairo Soto explicó que se trata de una tradición “relativame­nte nueva y es una forma de hacer una parodia de los retenes que la guerrilla colocaba en algún momento. “Recordemos que en el Carnaval ridiculiza­mos la realidad y una manera de ridiculiza­r estos peajes es disfrazars­e y colocar esta especie de peajes urbanos”.

Asimismo, dijo que anteriorme­nte estos ‘peajes’ no solo lo hacían las personas disfrazada­s, sino también otros grupos que se pintaban de negro, untándose de carbón con aceite y amenazaban a las personas con tocarlas si no les daban unas monedas.

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CÉSAR BOLÍVAR Un grupo de hombres del barrio Lucero, disfrazado­s de mujer, sujeta la cuerda de su peaje.
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Un grupo de niños juega tirándose bolsas llenas de agua, en el barrio San Felipe.

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