El Heraldo (Colombia)

Cuatro días memorables

Después de un periodo de jolgorio, música y transgresi­ón volvemos a la normalidad en el Atlántico y en su capital con el orgullo de celebrar en paz el Carnaval de Barranquil­la.

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Después de cuatro intensos días de jolgorio, música y transgresi­ón volvemos a la normalidad en Barranquil­la y el Atlántico con el orgullo de celebrar en paz el Carnaval, la fiesta de mayor tradición en el país. No es solo el folclor y la cultura lo que se preserva, es además el ejemplo de tolerancia y de cómo la catarsis con el desenfreno da sus frutos durante los otros 361 días de cada año.

El Carnaval es producto del feliz encuentro de culturas de diferentes puntos del globo terráqueo y da un resultado extraordin­ario: el barranquil­lero.

Es este un evento que no tiene edad, pero se estima que alcanza los 200 años, tiempo suficiente para madurar y demostrar por qué hace 13 años la Unesco lo declaró patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad, y uno de sus mayores argumentos fue el de la convivenci­a y la tolerancia, solo posible en una fiesta de esta magnitud, que tiene un inmenso escenario natural en donde coexisten diversas manifestac­iones culturales sin que ninguna pierda su identidad.

Es la del Carnaval una edad casi paralela a la de esta capital, siempre orgullosa de ser abierta e incluyente. Pero quizá la mayor demostraci­ón de una ciudad unida fue en esta oportunida­d cuando desafortun­adas y violentas acciones intentaron amilanarno­s. No lo lograron. Al contrario. Barranquil­la se irguió y demostró que sabe celebrar y vivir en paz, con alegría y buen comportami­ento. Salir a los eventos públicos sin miedo fue derrotar a los violentos. Es preciso destacar el excelente trabajo de Valeria Abuchaibe Rosales, quien con sus cualidades de gran bailarina, carisma y entusiasta dedicación le imprimió un sello muy personal a esta celebració­n, dejando el listón muy alto para su sucesora. También hay que resaltar el desempeño de la reina del Carnaval del Atlántico, María Alejandra Borrás; de la soberana intermunic­ipal, María José Barandica; de la reina del Carnaval de la 44, Andrea de Alba, y de todas las reinas populares, quienes contribuye­ron a la construcci­ón de esta gran fiesta de los barranquil­leros y atlanticen­ses. Recordar los episodios de la Batalla de Flores, La Gran Parada, el Festival de Orquestas –gratuito por primera vez desde su creación hace 49 años–, ‘Baila la Calle’, la picantes letanías, la muerte de Joselito y sus lloronas viudas, entre otros tantos eventos populares. Ya de vuelta a la normalidad comienza hoy el lavoro de nuevo: los horarios, las tareas, las metas y las largas jornadas. El Carnaval será un grato recuerdo para todos los barranquil­leros y los más de 300.000 turistas que vinieron a disfrutar las fiestas. Barranquil­la, pues, retorna a su vida cotidiana tras este paréntesis de cuatro días en el que demostró la fuerza enorme de una tradición capaz de sobreponer­se a cualquier adversidad.

Barranquil­la, pues, retorna a su vida cotidiana tras este paréntesis de cuatro días en el que demostró la fuerza enorme de una tradición capaz de sobreponer­se a cualquier adversidad.

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