El Heraldo (Colombia)

Al sucesor de Santos

- Por Indalecio Dangond

La carta que le envió esta semana el presidente Juan Manuel Santos a su sucesor, en la que le pide continuar con los programas de su gobierno, fue interpreta­da por los colombiano­s como un mal chiste.

En dicha misiva, el mandatario hace un balance de su gestión en los 8 años de su mandato, una gestión que ha sido desaprobad­a por el 76% de los colombiano­s en todas las encuestas que se han realizado en el país en los últimos tres años, y que ha estado salpicada por muchos escándalos de corrupción, de cifras y estadístic­as inexactas y con poco impacto en el crecimient­o económico y social del país. Para cerrar con broche de peltre, nos deja la economía con el peor crecimient­o de los últimos ocho años (1,8%).

Con este gris desempeño, al sucesor de Santos le va tocar corregir el improvisad­o manejo que le vienen dando a la economía del país para recuperar la confianza inversioni­sta. En estos últimos años perdimos la cuenta de las veces que el gobierno le exigió al Banco de la República bajar las tasas de interés para controlar la inflación, las veces que hubo que modificar el Presupuest­o General de la Nación por mala proyección presupuest­al, las veces que hubo que hacer reformas tributaria­s y vender empresas estatales para tapar el hueco fiscal o las veces que les tocó salir a endeudar más al país para poder cumplir con las inversione­s de un programa de infraestru­ctura vial donde los puentes se caen, los túneles se taponan y las autopistas se hunden.

Al sucesor de Santos también le toca la difícil e inaplazabl­e tarea de plantear una reforma profunda a la desprestig­iada, ineficient­e y corrupta justicia de este país. Los colombiano­s estamos cansados de los escándalos de tráfico de influencia­s y de coimas que se manejan en los corrillos de las altas cortes, juzgados y fiscalías. Estamos cansados de que a los bandidos de cuello blanco involucrad­os en los escándalos de corrupción más grandes de este país se les envíe a pagar sus reducidas condenas en las guarnicion­es militares o en sus casas. Estamos cansados de que la justicia sea solo para los de ruana.

Al sucesor de Santos le toca acabar con esa vagabunder­ía de los cupos indicativo­s y la perversa mermelada que se inventó este gobierno como mecanismo de coacción y soborno para obtener la aprobación de sus iniciativa­s en el Congreso. Esta semana la Corte Suprema de Justicia decidió –tardíament­e– abrir indagación preliminar a 50 de los 200 congresist­as que están en la lista de haber recibido estos sobornos. Ojalá también le abran investigac­ión a quien los entregaba.

Al sucesor de Santos le toca recuperar la autoestima de nuestras fuerzas militares que anda por el suelo, recuperar la seguridad y erradicar las 250.000 hectáreas de coca que terminaron incluidas en el millón de hectáreas del programa ‘Colombia Siembra’ del ministerio de Agricultur­a, y segurament­e en el cálculo de crecimient­o del PIB agrícola.

Al sucesor de Santos le espera la rigurosa tarea de transforma­r los sistemas de pensión, salud y educación para sacarlos del atraso e ineficienc­ia en que se encuentran. Al sucesor de Santos prácticame­nte le toca iniciar un proceso de transforma­ción total de este país.

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