La historia de seis trans que cambiaron de identidad en Sucre
“Adiós, chicos; bienvenidas, chicas”, les dijo el notario.
SINCELEJO. Ever Feria Tovar, notario segundo de Sincelejo, fue breve y directo al dirigirse al grupo de seis declarantes que llenaron su despacho: “Adiós, chicos; bienvenidas, chicas”. Con esa frase les anunciaba a Álvaro Javier, Óscar David, Xavier De Jesús, Freddy Junior, Milton José y Yeison Carmelo, que habían dado el primer y más importante paso para cambiar su identidad de hombres a mujeres.
Los nervios invadían a los presentes y más aún cuando cada uno pasó a firmar la escritura pública en la que piden al Estado el trato que tanto han anhelado.
El turno fue primero para Xavier De Jesús Arrieta Meléndez, quien se tomó su tiempo para estampar su rúbrica en el papel donde sepultaba jurídicamente el nombre que sus padres escogieron hace 27 años para él. Al soltar el bolígrafo nació Rouse Valeria. Así quiso llamarse en honor al personaje principal de la cinta Titanic.
“Esto es un paso que todas queríamos dar hace rato, pero no habíamos tenido la iniciativa por parte de alguna entidad pública. Tiene un costo económico que no todas tenemos al alcance. Agradecemos a Sucre Diversa y al Gobierno por aceptarnos como chicas trans”, fueron las primeras palabras de Rouse para la prensa. SU HISTORIA. Para ella la vida ha estado llena de rechazo e incomprensión familiar y social, pero esa realidad empezó a cambiar desde que se graduó el año pasado de bachiller en un colegio privado que le abrió las puertas sin fijarse en su orientación sexual.
“Obtuve dos cartones de bachiller: uno con nombre de hombre y otro con nombre de niña. Entonces no sabía cuál usar porque aparecía registrada con el nombre de Xavier. El cartón de Xavier se lo ofrecí a mi mamá, porque, de todas maneras es el nombre que ella me puso, con el que me visualizó como profesional”, resume sonriente.
Juan Carlos Salas, presidente de la Fundación Sucre Diversa, explicó que a la mayoría de las mujeres trans de Sucre no les queda otra opción distinta a la del comercio sexual como única alternativa de trabajo, exponiéndose a las situaciones de vulnerabilidad.
“Con el cambio de cédula, la Policía tiene que aceptar que ellas son mujeres. Siempre es el tema de los patrulleros de vigilancia, es uno de los puntos más álgidos, cuando, al momento de pedirles los documentos, aparecía un hombre, pero veían una mujer y eran muchos inconvenientes”, señala.
El notario detalló que el procedimiento había consistido en el cambio del nombre masculino por el de uno femenino y en el componente de género, se declara el sexo con el que psicológicamente se identifican, aunque biológicamente no sea así.