Un mensaje de Semana Santa
El arzobispo de Barranquilla, monseñor Pablo Salas Anteliz, pidió un trabajo transversal de todas las instituciones del Estado para combatir la violencia contra la mujer y reducir la impunidad.
Preocupado por las cifras de violencia contra la mujer en la ciudad y el Departamento se mostró el arzobispo de Barranquilla, monseñor Pablo Salas Anteliz, durante la eucaristía que celebró esta semana en la cárcel El Buen Pastor. El religioso fue enfático en que acá “alguien desaparece un día y luego ya está muerto”. Eso fue lo que le sucedió a Dayana Solano Sanjuán, de 20 años, quien el lunes salió de su casa en Baranoa, rumbo al grupo de oración del que formaba parte, y nunca volvió. En la madrugada del martes, cuando su familia se dirigía a la Policía a poner la denuncia por la desaparición, el cuerpo sin vida de la joven fue hallado en la parte de atrás de un colegio, semidesnudo y con golpes en el rostro.
La muerte de Dayana ha sumido al municipio en un estado de consternación que no se vivía desde el asesinato de Angie Paola Ortega Palma, de 9 años, cuyos restos fueron encontrados en un paraje entre Baranoa y Polonuevo el 27 de octubre de 2012. El miércoles, gran parte de la comunidad salió a las calles para acompañar el cortejo fúnebre de Dayana con el fin de exigir justicia a las autoridades. Casos como el de Dayana reflejan la realidad de un problema que no solo es judicial, también es de salud pública: la violencia contra la mujer. A diario, miles de ellas son víctimas de maltrato y acoso en Colombia sin que existan registros oficiales, ya que la mayoría prefiere no denunciar para evitar ser revictimizada por la sociedad. Monseñor Salas Anteliz se declaró alarmado por esta situación y pidió a las autoridades que estos casos no queden en la impunidad. “Es alarmante la ofensa contra la dignidad de la mujer”, dijo, para luego pedir una actuación transversal que involucre a todas las instituciones del Estado en busca de mejorar los ambientes familiares.
En el mismo sentido, el alto prelado se pronunció sobre el abuso de menores, que tiene como víctimas principales a niñas y adolescentes, y que en las últimas semanas ha sido noticia en la ciudad por los casos de un profesor universitario y un pastor religioso que enfrentan procesos por este delito.
Ayer terminó el denominado Mes de la Mujer, y la realidad demuestra que, a pesar de las campañas de prevención, el drama de la violencia de género no da tregua en Colombia, siendo la Costa una de las regiones con índices más elevados debido a factores culturales y económicos. En Barranquilla, por ejemplo, la tasa de desempleo femenino duplica a la de los hombres, y la diferencia de ingresos alcanza el 27,9%. Esta falta de equidad, según los expertos, es otra forma de maltrato.
El Mes de la Mujer termina con el recuerdo fresco del asesinato de la joven Dayana Solano Sanjuán, en Baranoa. La comunidad exige justicia.