El Heraldo (Colombia)

Nada ha cambiado en La Guajira

La Defensoría del Pueblo demandó más acciones del Gobierno para frenar la muerte de niños wayuu por desnutrici­ón o causas asociadas a esta, al conocerse que en apenas tres meses de 2018 la cifra de fallecidos asciende a 16.

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Las cifras no dan muestra de que el panorama para los niños de La Guajira haya cambiado o esté en proceso de mejora. En apenas tres meses de 2018 han muerto 16 menores wayuu, según el Instituto Nacional de Salud, por lo que la Defensoría del Pueblo demandó ayer más acciones del Gobierno para frenar esta tragedia. Entre 2012 y 2016 murieron en La Guajira 244 niños por desnutrici­ón y causas asociadas a esta, lo que revela que, a pesar de las tareas emprendida­s por el Gobierno, no ha sido suficiente.

“Con la tendencia que tenemos este año, cuando van 16 fallecimie­ntos por esta causa, al finalizar el 2018 llegaremos a 64 niños muertos por desnutrici­ón, ¿y qué vamos a hacer para que esto no ocurra?”, cuestionó ayer en Riohacha el defensor nacional del Pueblo, Carlos Negret.

El problema del hambre y la sed que afecta a las comunidade­s indígenas vulnera, según la Defensoría, los derechos a la vida, a la salud y a la seguridad alimentari­a y nutriciona­l, especialme­nte de los niños de esta etnia.

Las cifras ya son dramáticas, pero podrían ser mucho peores si se toma en cuenta que gran parte de la extensión ocupada por el pueblo wayuu no cuenta con presencia estatal, por lo que no existen registros precisos de nacimiento­s y muertes. Los datos que se conocen a la luz pública son los de los menores que alcanzan a recibir atención en centros de salud. Es lamentable que una de las regiones más explotadas por la extracción de sus recursos naturales (gas, carbón) no garantice el acceso de sus niños al servicio de agua potable ni a una alimentaci­ón que favorezca su crecimient­o.

Al respecto, entes de control e investigac­ión como la Fiscalía, Contralorí­a y Procuradur­ía han puesto el dedo en la llaga sobre las escandalos­as cifras de corrupción en los contratos de alimentaci­ón escolar en La Guajira, realizados a través del programa PAE.

En julio de 2016, la Corte Suprema de Justicia ordenó al Gobierno estructura­r y ejecutar un plan para solucionar la problemáti­ca de desnutrici­ón y salud de los niños indígenas de La Guajira, y en agosto de 2017 el Consejo de Estado solicitó tomar medidas de urgencia para salvaguard­ar la vida e integridad del pueblo wayuu. Sin embargo, las cifras reveladas por la Defensoría son contundent­es: poco o nada ha cambiado.

Aunque es una tarea titánica modificar décadas de abandono estatal, ya es hora de que las acciones emprendida­s por el Gobierno empiecen a operar transforma­ciones en una de las zonas más ricas de Colombia, pero que, literalmen­te, se muere de hambre.

Es lamentable que una de las regiones más explotadas por la extracción de sus recursos naturales no garantice el acceso de sus niños al agua potable y la alimentaci­ón.

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