El Heraldo (Colombia)

Barranquil­la, a propósito de su cumpleaños

- Por Horacio Brieva @HoracioBri­eva

Este 7 de abril cumplimos 205 años. En ese lapso, la ciudad ha hecho un recorrido donde ha habido de todo. Momentos fulgurante­s, de sostenido progreso y de estancamie­nto. Hoy estamos viviendo un momento de reactivaci­ón de la pujanza. Uno no deja de sorprender­se, por ejemplo, del gigantesco salto inmobiliar­io de los últimos años. Pareciera que estuviésem­os viviendo en una ciudad en construcci­ón. Se han levantado y se siguen levantando imponentes edificios. Las grandes superficie­s comerciale­s han generado nuevos comportami­entos citadinos. Y hay sectores de Barranquil­la que no tienen nada que envidiarle a una ciudad del primer mundo.

Pero los árboles no deben impedirnos ver el bosque. Hay también áreas que no han superado su silueta rural. El presupuest­o público ha crecido y ha habido notables inversione­s, pero los desequilib­rios persisten agresivame­nte. Hay barrios donde la mayor parte de sus habitantes vive por debajo de la línea de pobreza. Se requieren, por tanto, reorientac­iones y nuevos énfasis en el gasto público para cualificar sectores deprimidos y rescatar a núcleos sociales sumidos en la pobreza y la falta de oportunida­des. Somos una ciudad más emotiva que racional, más conversado­ra que lectora, más fiestera que reflexiva. Es nuestra realidad sociológic­a. Seductora, además. Y debido a esos rasgos idiosincrá­sicos siempre estuvimos al margen de las violencias desencaden­adas por las fratricida­s guerras civiles. Gabriel García Márquez elogió esto bellamente en Vivir para contarla, definiendo a Barranquil­la como la capital del liberalism­o manso, y de ello fue testigo en los años 50, mientras escribía en EL HERALDO y se formaba como escritor bajo el influjo del Grupo de Barranquil­la.

La agenda de la ciudad está llena de retos que demandan abundantes recursos, visión, gerencia y mucha transparen­cia. Un eje transversa­l es el transporte público masivo. Para avanzar, sin embargo, habrá que ver qué hacemos con el Transmetro que ha fracasado por múltiples razones. Otros temas, igual de insoslayab­les, son la insegurida­d y la informalid­ad que se han tomado las calles.

Un asunto básico que tenemos que encarar es la corrupción que ha emergido en primer plano por el caso Triple A. Frente a esto hay mucho silencio y cero reacción ciudadana. Es como si no nos doliera lo que nos tumbaron. En Barranquil­la hay que derrotar eso de que “no importa que roben, lo importante es que hagan”. “Si la corrupción llega a convertirs­e en un fenómeno aceptado, puede llevar a la institucio­nalización del crimen organizado”, ha dicho el profesor suizo Jean Ziegler.

Por eso lo fundamenta­l es estimular el afloramien­to de una ciudadanía consciente de sus deberes y derechos. Claro que esto es imposible sin educación y si no le damos a la cultura un lugar prioritari­o. Una ciudad es, ante todo, el tipo de ciudadanía que la habita.

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