El Heraldo (Colombia)

Sobre el autismo

- Por Haroldo Martínez

El pasado 2 de abril se conmemoró a nivel mundial el Día de Concientiz­ación sobre el Autismo, fecha que fue declarada para tal fin por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2007. Es una buena oportunida­d para hacer claridad sobre este síndrome complejísi­mo que ha crecido de manera alarmante en los últimos 50 años: de 5 a 15 autistas por 10.000 nacimiento­s vivos a finales de los 70, hasta 150 a 300 autistas por el mismo número de nacidos vivos en el siglo XXI. Esto rompe cualquier cálculo estadístic­o para un trastorno cuyo diagnóstic­o se hace por el análisis de sus conductas, pues no hay examen de ningún tipo que sirva para confirmarl­o o descartarl­o.

Como experto en el tema quiero hacer unas precisione­s para contribuir a la toma de conciencia.

No es cierto que haya que esperar a los 3 o 5 años para diagnostic­arlo. Hoy se conoce una serie de posiciones de reposo en cama de los niños con un desarrollo típico que se convierten en predictiva­s de un probable autismo, estoy hablando de los primeros meses de nacido el menor. Se nace con el autismo pero, en promedio, los síntomas relevantes aparecen entre el año y año y medio, momento en el que hay una gran efervescen­cia celular en el cerebro.

Se sabe con toda certeza que no se produce por un problema en los padres, ni por las vacunas, ni por contaminan­tes ambientale­s, ni por sustrato económico. Unos dicen que es enfermedad sin haber demostrado una causa; otros dicen que es una condición. En mi opinión, se trata de algo mucho más complejo que puede explicar las paradojas que encierra, por eso digo que el autismo es un producto de la evolución.

Las clasificac­iones internacio­nales de las enfermedad­es han establecid­o tres grupos de síntomas que facilitan el diagnóstic­o: 1) un trastorno cualitativ­o en la interacció­n social recíproca; 2) un trastorno cualitativ­o en el lenguaje verbal y gestual; 3) un rango limitado de actividade­s e intereses. La sumatoria de síntomas de los tres hace el diagnóstic­o. Por mi parte, agrego un cuarto ítem: 4) un desarrollo desigual de las inteligenc­ias, habida cuenta de lo que la experienci­a me ha enseñado que no todo está mal en el autismo, pues, así como hay que anotar las debilidade­s, también hay que conocer sus fortalezas; esto es lo que determina el nivel de funcionami­ento.

Una de las mayores dificultad­es para diagnostic­arlo es que hay muchos síndromes que se le parecen y que apenas se pueden mencionar en este espacio: los niveles bajo, mediano y alto del autismo clásico, el Síndrome de Asperger, la Hiperlexia, el Trastorno Semántico Pragmático, el Trastorno Desintegra­tivo de la Infancia, Síndrome de Rett, por mencionar algunos de todos los que se cobijan bajo un gran paraguas llamado Trastorno del Espectro Autista (TEA).

Su tratamient­o es complejo porque no existe ninguno que resuelva todas sus dificultad­es. Debe ser un plan terapéutic­o para cada persona con autismo.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia