“La medalla la tengo en un cajón”
Ximena Restrepo, bronce en Barcelona 92, recordó su logro.
Su medalla de bronce se festejó como si fuese un oro. Comprensible. Ximena Restrepo, en la prueba de 400 metros, le dio a Colombia la única medalla en los Juegos Olímpicos de Barcelona-1992, apenas la sexta presea colombiana en la historia de las justas y la primera para una dama. Ahora, con el éxito tricolor en las últimas olimpiadas, parecería poco, pero fue una proeza que hace parte de la galería de los momentos memorables del deporte nacional.
P ¿Qué hay de la vida de Ximena Restrepo?
R Llevo casada 26 años, tengo dos hijas, una de 18 y otra de 14. En la parte laboral, tengo una consulta en la que hago coaching nutricional, pero además trabajo como asesora en el área técnica de la Odesur. Trabajo también en la Federación de Atletismo acá en Chile. Así que más o menos en eso se va mi vida.
¿Amañada en Chile?
P
R Sí, ya llevo mucho tiempo acá. Desde que me casé, hace 26 años, estoy viviendo en Chile. Es mi segunda patria. Colombia sigue siendo la primera y la favorita, pero de todas maneras yo estoy muy agradecida de este país.
P ¿Qué es lo que más extraña de Colombia?
R El clima (risas)… Odio el invierno acá en Santiago, y ahora se nos está viniendo el frío y me empieza a dar a la ‘chiripiorca’, me aterra el frío. Sueño con el clima de Medellín, que es privilegiado. Es lo que más me hace falta, junto a su gente, mi familia y mis amigos.
P ¿Dónde vive?
R Vivo en La Dehesa, que es como al otro lado de Santiago. Acá el invierno es mucho más fuerte. Yo trato siempre de irme unos días para Colombia o viajar para algún lado para no tener que aguantármelo del todo (risas).
P ¿Cada cuánto viene?
R Estoy viajando a Colombia como unas dos o tres veces al año más o menos. Tengo toda mi familia allá y eso tira mucho.
P ¿Las hijas le salieron deportistas?
R Sí, afortunadamente muy deportistas. Martina, que es la más grande, está entrenando mucho, está viendo si puede hacer la marca para ir al Mundial Juvenil de Atletismo, y la chiquita también hace atletismo y juega basquetbol.
P ¿Su hija representará a Chile?
R Sí, a Chile. Me da un poquito de pesar (risas), pero bueno, ella nació acá, se crió acá, su entrenador también es chileno, entonces creo que es lo que corresponde.
P ¿No hubo diálogos ‘diplomáticos’ buscando interceder para que representara a Colombia?
R (Risas) Nooo… pero sabes qué, nosotros en Colombia tenemos tanto talento y tanta gente buena, que es bueno que se quede acá en Chile. Acá es más difícil buscar gente con talento para el atletismo, sobre todo en las pruebas más rápidas de pista.
P ¿Le ve madera y posibilidades de llegar a conseguir logros como los que usted alcanzó?
R Yo creo que sí, no sé si en los 400 metros, yo la veo mucho más para los 800, pero todo va a depender de ella. Tú sabes que todo depende de la cabeza, de la cantidad de entrenamientos en los que sea capaz de meterse, de que tenga la capacidad y la disciplina para realmente dedicarse, porque llegar al alto rendimiento es difícil y requiere de mucha dedicación. Está en manos de ella.
¿Tiene mucho fondo?
P
R Lo que pasa es que mi hija es supremamente alta, ella mide 1,83 y tiene una zancada enorme, corre muy fácil, pero no es tan rápida. Yo siento que yo, a la edad de ella, era mucho más rápida, entonces yo creo que le hace falta un poco de velocidad si quiere correr los 400 metros. Por eso pienso que tendría que subirse a los 800.
P ¿Cómo ve los resultados del deporte colombiano en los últimos años?
R Con todo el orgullo del mundo. Si yo comparo la época mía con lo que es ahora Colombia deportivamente, estamos a años luz. Realmente se ha hecho un excelente trabajo, estos muchachos de ahora están haciendo unas marcas increíbles, están representando al país maravillosamente bien. Es un orgullo para nosotros que un país sudamericano, que siempre nos miran como menos, esté ganando tantas medallas en lo más importante del deporte mundial como son los Juegos Olímpicos. Yo sé el trabajo que hay detrás de cada uno de esos pelados y me enorgullece que Colombia tenga gente que se dedique con esa seriedad y con esa disciplina.
P ¿Qué dificultades afrontó como deportista?
R Yo creo que he sido una persona supremamente afortunada. Para mí nunca fue un sacrifico el practicar este deporte. Sí es un tema de mucha dedicación, pero uno tiene la ventaja que lo que uno está haciendo es algo que te apasiona y eso es un privilegio. ¿Qué me faltó? Más que la parte económica, porque yo afortunadamente en esa parte no tuve grandes problemas, me faltó un apoyo, un equipo de trabajo más grande, porque solo era mi entrenadora y yo. Me hubiese gustado haber tenido un médico todo el tiempo a mi lado, un nutricionista. Todo era muy básico, muy rudimentario y realmente para llegar al alto rendimiento o para poder mantenerse uno necesita apoyo de gente especializada. Siempre sentí que estaba coja en esa parte de mi entrenamiento.
P ¿Si Ximena Restrepo P corriera hoy en día, con ese apoyo, sería medalla de plata u oro en vez de bronce?
R (Risas) No sé, es que la vida es tan extraña, que de pronto teniéndolo todo no hubiese rendido igual, quién sabe. A veces lo pienso, y sí, quizá se me pasa por la cabeza que pude lograr algo más. Además, viendo todo lo que está pasando con los rusos con el tema del doping, yo también pienso que a mí me toco una época donde todavía el doping era muy fuerte y me tocó competir con algunas personas que se dopaban y seguramente no se dieron cuentaporquenoexistíanlos medios que hay ahora. Hay muchas cosas que entran en juego, pero afortunadamentemepudeganaresamedalla de bronce olímpica, que en ese momento para Colombia era algo impensable. Lamentablemente no pude seguir corriendo lo bien que corrí en los Juegos Olímpicos, un poco por lo que te digo, que no conté con un apoyo médico.
P ¿En algunas de sus competidoras era muy evidente el dopaje?
R Sí, era bastante evidente enalgunaspruebas.Perouno no podía decir nada, porque igual les hacían controles de doping y salían limpias. Pero ahora que están empezando retrospectivamente a analizar muestras de orina y se han dado cuenta que había mucha gente dopada, uno como que le entran las dudas de si realmente con las que yo competía también estaban dopadas.
P ¿Era muy evidente en atletas de diferentes países o especialmente en las rusas?
R Yo creo que mucho de parte de las rusas, de la Unión Soviética, porque a mí me tocó competir en alguna época con atletas de la Unión Soviética antes de los cambios políticos, también en los ucranianos. Siempre se ha dicho que ellos usaban mucho doping y realmente algunas marcas que se hicieron en esa época son bien dudosas, incluso difíciles de repetir ahora.
P n Barcelona 92, en la prueba de los 400 metros, cuando gana bronce, había rusas?
R La segunda no fue rusa, pero sí fue ucraniana (Olga Bryzgina).
P Y quedó la sospecha…
R Yo no la puedo tirar al agua, porque eso fue hace mucho tiempo y ella pasó todos los exámenes, pero ella fue la campeona Olímpica cuatro años antes en Seúl y realmente todo puede demostrar que sí usaba sustancias prohibidas. Pero bueno, ella pasó todos sus controles y legalmente ganó la medalla de plata. Mis suposiciones no pasan de ser solo eso.
Es positivo para el P deporte que hoy sean más rigurosos en las pruebas antidopaje…
Claro, eso es muy bueno. R Siento que en el Atletismo, el nuevo presidente de la Federación Internacional está siendo súper firme en ese sentido. Mira que fue la primera Federación que sancionó a los rusos.
P ¿Alguna vez alguien le ofreció doparse?
R ¡Nunca! Nunca en la vida. Yo creo que nos veían a mi entrenadora y a mí tan ingenuas (risas)… éramos como tan bobitas, que ni se nos acercaban. Éramos como los bichos raros, viajábamos solas, no teníamos terapeutas, masajistas, no teníamos nada.
P ¿No se sonrojaba o se intimidaba al ver a sus competidoras con todo un equipo de trabajo?
R Yo era tan ingenua que no me importaba mucho, yo iba a lo que iba. Entrenada como una loca y llegaba a competir. Afortunadamente fui una competidora feroz, en las competencias se me cambiaba el chip. Así que nunca me quedé pegada en ese tema. De pronto fue malo el no preocuparme más, porque si yo hubiese buscado, hubiese encontrado. Yo me pude haber ido a los Estados Unidos, haber buscado otro tipo de cosas, pero nunca lo hice por ingenuidad, por falta de conocimiento. Yo pensaba que comiendo frijolitos y el pedacito de carne era suficiente, después fue que me di cuenta que no, que debí hacer otras cosas legales para recuperarme y rendir mejor.
P ¿Esa medalla de bronce es una de las alegrías más importantes de su vida?
Ocupa un lugar importante R en mi corazón, porque marcó mi vida. Siempre hay un antes y un después de que me gané esa medalla. Fue un logro que me trajo muchas alegrías, mucho reconocimiento, me hizo sentir una persona especial y privilegiada. Pero bueno, es una medalla y listo, tampoco es para volverse locos. Es muy rico tenerla, pero yo creo que ya estoy en otra etapa de mi vida y hay cosas mucho más importantes.
P ¿No vive en esa nostalgia de ‘yo fui una medallista olímpica’?
R No, para nada. Si te dijera que tengo la medalla guardada dentro de un cajón, no me lo creerías (risas)… La medalla está guardada, no es que yo la ande exhibiendo. Muy orgullosa y todo, pero ya pasó.
P Fácilmente se puede perder en una mudanza…
R (Risas) Así es, fácilmente. Varias veces me ha pasado que no sé dónde está y tengo que empezar a buscarla y aparece la medalla (risas).
P Usted estudió Comunicación Social y Periodismo en la Universidad de Nebraska. ¿Ha ejercido, le dan ganas de ejercer o definitivamente no es la pasión suya?
R La verdad que no es mi pasión. He ejercido muy poquitas veces, pero no me siento tan cómoda. Ahora estoy trabajando en el tema de la nutrición y estoy más metida en el tema deportivo-técnico que en el tema de las comunicaciones.
P ¿Pero sí la ha ejercido?
R En los Juegos Olímpicos de Río trabajé con Claro y ahí estuve transmitiendo el atletismo. Siempre han sido cosas así como específicas, no en proyectos a largo plazo.
P ¿La lesión ya es parte del pasado o aún le molesta para realizar cualquier actividad física?
R Está totalmente superada. Ahora estoy dedicada al crossfit, entrenando fuertemente como una loca. Y ahora me doy cuenta que lo mío fue sobre entrenamiento, exceso de trabajo, no tenía las condiciones necesarias para recuperarme bien, hasta que mi cuerpo dijo: ‘hasta aquí llegamos’. Yo nunca pude encontrar una lesión específica, era mucho dolor, pero yo no sabía por qué, hasta que entendí, a través del estudio, que el cuerpo se puede desgastar a tal nivel que deja de funcionar. Le di un tiempo para que se recuperara, años para que pasara toda esa fatiga y ahora estoy entrenando fuerte y mi cuerpo ha reaccionado muy bien.
P ¿Fue traumático en su momento esa lesión?
R Fue muy duro, porque yo me gané muy joven (23 años) la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Barcelona, entonces para mí era como que mi carrera en el alto rendimiento estaba empezando. Y ver que al año siguiente me lesiono y que iba a ser campeona mundial y no lo pude lograr, quedando de quinta por ese problema de espalda, fue una de las grandes decepciones de mi vida, me marcó mucho. Y después sentir que no podía entrenar, que no me salían los tiempos, eso es duro, no se lo deseo a nadie. Entran muchas inseguridades. Es un periodo muy complicado. Pero bueno, en la vida todo pasa por algo y fue lo que me tocó, primero una alegría muy grande con la medalla en los Juegos y después una bajada rápida a la realidad, que no fue tan rica ni tan entretenida.
P ¿Y cómo pudo superar ese momento?
R Yo seguí compitiendo, pero nunca logré bajar los 49 segundos de Barcelona 92. Ya hacía unas marcas mucho más modestas. Ya después quedé embarazada de mi primera hija y ahí dije ‘chao, hasta aquí llegó todo, ya tengo 30 años y llegó el momento de retirarme’. Costó al principio, pero ya después me dio lo mismo.